Psicología

En el trabajo, en las relaciones, en compañía de amigos, estas personas reclaman liderazgo y hacen todo lo posible para tener éxito. A menudo, sus esfuerzos son recompensados ​​y, sin embargo, ningún éxito les parece suficiente. ¿Por qué esta obsesión por los resultados?

“La sociedad actual tiene que ver con el desempeño”, explica el sociólogo francés Alain Ehrenbert, autor de El trabajo de ser uno mismo. Convertirse en una estrella, ganar popularidad ya no es un sueño, sino un deber. El deseo de ganar se convierte en un poderoso impulso, nos obliga a mejorar continuamente. Sin embargo, también puede conducir a la depresión. Si, a pesar de nuestros mejores esfuerzos, aún no tenemos éxito, nos avergonzamos y nuestra autoestima se desploma.

Sigue siendo un niño excepcional

Para algunos, llegar a la cima y afianzarse allí es una cuestión de vida o muerte. Las personas que se pasan de la raya y no dudan en utilizar los medios más sucios para lograr sus objetivos, a menudo necesitan desesperadamente la admiración de los demás y no son capaces de percibir los problemas de los demás. Ambos caracterizan la personalidad narcisista.

Este tipo se nota ya en la infancia. Tal niño necesita ser el único objeto del amor de sus padres. La confianza en este amor es la base del respeto propio del niño, sobre el cual se construye su confianza en sí mismo.

“El amor de los padres es una herencia que llevamos toda la vida”, dice Antonella Montano, psicoterapeuta y directora del Instituto. AT Beck en Roma. — Debe ser incondicional. Al mismo tiempo, una sobreabundancia de amor puede tener consecuencias nefastas: el niño creerá que todos, sin excepción, deben adorarlo. Se considerará el más inteligente, bello y fuerte, porque así lo dijeron sus padres. Al crecer, estas personas se consideran perfectas y se aferran tenazmente a esta ilusión: perderla para ellos significa perderlo todo.

Ser el mas amado

Para algunos niños, no es suficiente ser amados, necesitan ser los más amados. Esta necesidad es difícil de satisfacer si hay otros niños en la familia. Según el psiquiatra francés Marcel Rufo, autor del libro Sisters and Brothers. Mal de amor”, estos celos no perdonan a nadie. Al hijo mayor le parece que todo el amor de los padres se dirige al menor. El más joven siente que siempre está alcanzando a los demás. Los niños del medio no saben qué hacer en absoluto: se encuentran entre el primogénito, que los manda «por derecho de antigüedad», y el bebé, a quien todos cuidan y aprecian.

Incapaz de volver a ganar un lugar en el corazón de los padres, una persona lucha por él afuera, en la sociedad.

La pregunta es si los padres podrán “distribuir” el amor de tal manera que cada uno de los hijos sienta la belleza de su posición y lugar en la familia. Esto está lejos de ser siempre posible, lo que significa que el niño puede tener la sensación de que su lugar ha sido ocupado.

Incapaz de volver a ganarse un lugar en el corazón de sus padres, lucha por ello fuera, en la sociedad. “Ay, con demasiada frecuencia resulta que en el camino a este pico una persona perdió sus propios intereses, las relaciones con sus seres queridos, abandonó su propia salud”, se queja Montano. ¿Cómo no vas a sufrir por esto?

Qué hacer

1. Calibrar objetivos.

En la batalla por un lugar bajo el sol, es fácil perder prioridades. ¿Qué es valioso e importante para ti? ¿Qué te impulsa? ¿Qué obtienes haciendo esto y no de otra manera?

Estas preguntas ayudarán a trazar la línea entre las metas dictadas por la parte narcisista de nuestra personalidad y las aspiraciones saludables.

2. Actúa con inteligencia.

Actuando bajo la influencia de impulsos y emociones, pisotea tu entorno por un corto tiempo, sin dejar piedra sin remover. Para que el sabor de la victoria no acabe envenenando la existencia, conviene escuchar más a menudo la voz de la razón.

3. Aprecia la victoria.

Llegamos a la cima, pero no nos sentimos satisfechos, porque ya se vislumbra una nueva meta ante nosotros. ¿Cómo romper este círculo vicioso? En primer lugar, darse cuenta del esfuerzo realizado. Por ejemplo, estudiando el diario y la lista de tareas que completamos para conseguir lo que queríamos. También es muy importante darse un regalo, nos lo merecemos.

4. Aceptar la derrota.

Trate de no emocionarse. Pregúntese: "¿Podría hacerlo mejor?" Si la respuesta es sí, piense en un plan para otro intento. Si es negativo, deja ir este fracaso y márcate una meta más alcanzable.

Consejos para otros

A menudo, alguien que aspira a ser el «número uno» se considera un fracasado, «el primero desde el final». Lo mejor que puedes hacer por él es convencerlo de que él es valioso para nosotros en sí mismo, independientemente del éxito y los logros, y que el lugar que ocupa en nuestros corazones no se irá a ninguna parte.

También es muy importante distraerlo de la eterna competencia y reabrirle la alegría de las cosas simples.

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