¡Mi hijo está en huelga de hambre!

¡Ausente de la mesa!

¡Ya no venir a la mesa con el resto de la tribu no es nada! Evitar sistemáticamente las reuniones familiares y las comidas es un gran clásico del paso de la infancia a la edad adulta.

Sí, pero ojo, ¿qué se esconde realmente detrás de este retiro? Ya no comer como todos los demás, inventarse razones para volver a hacer una nueva dieta, ya no poder comer, ¡todos estos signos deben tomarse en serio cuando duren o cuando el joven esté perdiendo peso visiblemente!

Control y pérdida del apetito

El adolescente anoréxico establece un ritual infernal bajo la mirada indefensa de sus padres. De la mañana a la noche ya no tiene hambre, o si accede a sentarse a la mesa es después de pasar un rato preparando la comida: pesa todo, calcula todo lo que va a comer. a excepción de las calorías, comer se convierte en un estrés permanente. Además, pesajes después de cada comida, masticación interminable, vómitos, escondiendo la comida, en definitiva ¡todo está organizado, ritualizado y controlado!

¡Intelectuales!

A menudo, las jóvenes brillantes tienen excelentes resultados académicos. ¿Lo compensarían? ¿Es esta una forma de tener paz? Esta sobreinversión intelectual es frecuente entre quienes hacen todo lo posible por pasar “físicamente” desapercibidos, como si quisieran desaparecer de alguna manera, no para hablar de ellos… Estos rasgos de personalidad de deslumbrante perfección contrastan con su aspecto frágil y quebradizo. Picky, ordenado, cuidadoso, obsesivo, todo debe ser perfecto, ¡de lo contrario todo su ser se pone en movimiento! Esta preocupación por la perfección esconde una fragilidad superficial. ¡Autocontrol, luciendo fuerte y robusto, con piel física en tus huesos!

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