Fatiga nerviosa

Fatiga nerviosa

La fatiga nerviosa es un agotamiento físico y mental con múltiples causas. No debe descuidarse porque puede conducir a patologías más graves como la depresión o el agotamiento. ¿Cómo reconocerlo? ¿Qué puede provocar fatiga nerviosa? ¿Cómo evitarlo? Hacemos balance con Boris Amiot, coach de desarrollo personal. 

Los síntomas de la fatiga nerviosa.

Las personas que sufren de fatiga nerviosa presentan fatiga física severa, alteraciones del sueño, dificultad para concentrarse e hiperemotividad. “Ocurre cuando no hemos escuchado y alimentado nuestras propias necesidades a largo plazo. La fatiga nerviosa acaba sucediendo cuando seguimos un entorno que ya no nos conviene ”, explica Boris Amiot. Este agotamiento psíquico es de hecho una señal de advertencia de nuestro cuerpo y nuestra mente para cambiar las cosas en nuestra vida. "Desafortunadamente, cuando nos golpea la fatiga nerviosa, o todavía no sabemos qué pudo habernos llevado a esta situación, o nos sentimos impotentes", subraya el especialista en desarrollo personal. Por tanto, es fundamental preguntarse a sí mismo para reflexionar sobre qué provocó esta fatiga nerviosa y así superarla mejor.

¿Cuál es la diferencia con la fatiga física?

La fatiga física es un estado normal que aparece después de un esfuerzo físico significativo o un estrés emocional bien identificado. Por lo general, desaparece después de una o más noches de sueño y descanso físico. Si bien la fatiga nerviosa puede tener los mismos síntomas que la fatiga física, se puede distinguir por su intensidad y duración. De hecho, la fatiga nerviosa persiste a pesar de una buena noche de sueño, se asienta con el tiempo y perturba todos los ámbitos de la vida (trabajo, vida matrimonial, vida familiar, etc.). "Cuanto menos lo escuchemos, más se sentirá", insiste Boris Amiot.

¿Qué puede provocar fatiga nerviosa?

Varios factores entran en juego en la fatiga nerviosa:

  • Problemas en la pareja. Cuando las molestias se repiten dentro de la pareja sin un verdadero cuestionamiento, pueden provocar fatiga nerviosa. La repetición de problemas en un ámbito tan importante como la pareja es peligrosa para nuestra salud mental.
  • Falta de consideración y gratitud en el trabajo. La necesidad de ser reconocido en el trabajo contribuye al bienestar de la empresa. Cuando esta necesidad no se satisface y los signos de ingratitud por parte de compañeros y superiores se multiplican y perduran por mucho tiempo, el riesgo de fatiga nerviosa es grande.
  • La carga mental. Llamamos “carga mental” al hecho de pensar constantemente en el trabajo que nos espera en la oficina o en casa y planificar con antelación la gestión y organización de las tareas profesionales o del hogar, con el fin de satisfacer a los demás (compañeros, cónyuge, hijos…) . Genera estrés que puede conducir a trastornos psicosomáticos como fatiga nerviosa.

¿Cómo evitarlo?

Es fundamental escuchar tus necesidades físicas y mentales para evitar la fatiga nerviosa. ¿Cómo? 'O que ?

  • Cuidando su estilo de vida. Cuando nuestro cuerpo nos pide que bajemos la velocidad, ¡debemos escucharlo! Darte momentos de descanso y relajación solo para ti es fundamental, así como la práctica de actividad física regular y la adopción de buenos hábitos alimenticios. Ser benévolo con uno mismo es, ante todo, cuidar del bienestar físico. "Practicas la autoempatía aprendiendo a escuchar las necesidades de tu cuerpo", indica el entrenador de desarrollo personal.
  • Escaneando su vida para identificar lo que no nos conviene. “Revisar todas las áreas de tu vida para ver lo que no está en línea con nuestras aspiraciones sin juzgarlas, te permite señalar lo que podría, a largo plazo, conducir a la fatiga nerviosa”, aconseja Boris Amiot. Una vez identificadas las tensiones y problemas, nos preguntamos cuáles son nuestras necesidades y tratamos de hacerlas valer día tras día, hasta que se convierte en un hábito.
  • Aprendiendo a reducir la velocidad. En una sociedad de ritmo acelerado, parece difícil reducir la velocidad. Sin embargo, es fundamental desacelerar para vivir la vida al máximo y así prosperar. “Estamos en un frenesí de 'hacer' que nos impide escuchar nuestras propias necesidades. Para frenar es necesario alejarnos de todo aquello que nos desconecta de los demás y de la naturaleza, y así dejar espacio a nuestra creatividad ”, concluye el especialista en desarrollo personal.

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