Psicología

Manchas de tinta, dibujos, juegos de colores… Qué revelan estas pruebas y cómo se relacionan con el inconsciente, explica la psicóloga clínica Elena Sokolova.

Difícilmente hay una persona que nunca haya oído hablar de la prueba de Rorschach. Especialmente después de que el personaje del mismo nombre se usara en los cómics populares, y luego en la película y el juego de computadora.

«Rorschach» es un héroe con una máscara, en la que se mueven constantemente puntos cambiantes en blanco y negro. A esta máscara la llama su «verdadero rostro». Así penetra en la cultura de masas la idea de que detrás de la apariencia (comportamiento, estatus) que presentamos a la sociedad, se puede ocultar algo más, mucho más cercano a nuestra esencia. Esta idea está directamente relacionada con la práctica psicoanalítica y con la teoría del inconsciente.

El psiquiatra y psicólogo suizo Hermann Rorschach creó su «método de las manchas de tinta» a principios del siglo XIX con el fin de averiguar si existía una conexión entre la creatividad y el tipo de personalidad. Pero pronto la prueba comenzó a usarse para estudios más profundos, incluidos los clínicos. Fue desarrollado y complementado por otros psicólogos.

La prueba de Rorschach es una serie de diez puntos simétricos. Entre ellos se encuentran el color y el blanco y negro, el «femenino» y el «masculino» (según el tipo de imagen, y no según a quién se destinen). Su característica común es la ambigüedad. No hay contenido «original» incrustado en ellos, por lo que permiten que todos vean algo propio.

Principio de incertidumbre

Toda la situación de la prueba se construye de tal manera que le da al examinado la mayor libertad posible. La pregunta que se le plantea es bastante vaga: “¿Qué puede ser? Cómo se ve?

Este es el mismo principio utilizado en el psicoanálisis clásico. Su creador, Sigmund Freud, acostó al paciente en el diván, y él mismo fue ubicado fuera de la vista. El paciente yacía boca arriba: esta postura de indefensión contribuía a su regresión, un retorno a sensaciones infantiles anteriores.

El analista invisible se convirtió en un «campo de proyección», el paciente dirigía hacia él sus reacciones emocionales habituales, por ejemplo, confusión, miedo, búsqueda de protección. Y como no había una relación previa entre analista y paciente, quedó claro que estas reacciones eran inherentes a la personalidad misma del paciente: el analista ayudó al paciente a notarlas y tomar conciencia de ellas.

Del mismo modo, la indefinición de las manchas nos permite ver en ellas aquellas imágenes que ya existían antes en nuestro espacio mental: así funciona el mecanismo de la proyección psicológica.

Principio de proyección

La proyección también fue descrita por primera vez por Sigmund Freud. Este mecanismo psicológico nos hace ver en el mundo externo lo que en realidad proviene de nuestra psique, pero no es coherente con nuestra autoimagen. Por lo tanto, atribuimos nuestras propias ideas, motivos, estados de ánimo a los demás… Pero si logramos detectar el efecto de la proyección, podemos “regresarlo a nosotros mismos”, apropiarnos de nuestros sentimientos y pensamientos ya a nivel consciente.

“Estaba convencido de que todas las chicas me miraban con lujuria”, dice Pavel, de 27 años, “hasta que un amigo se burló de mí. Entonces me di cuenta de que, de hecho, los quiero, pero me da vergüenza admitir este deseo demasiado agresivo y que lo abarca todo.

Según el principio de proyección, las manchas de tinta «funcionan» de tal manera que una persona, al mirarlas, proyecta sobre ellas el contenido de su inconsciente. Le parece que ve depresiones, protuberancias, claroscuros, contornos, formas (animales, personas, objetos, partes de cuerpos), que describe. Con base en estas descripciones, el profesional de la prueba hace suposiciones sobre las experiencias, reacciones y defensas psicológicas del hablante.

Principio de interpretación

Hermann Rorschach estaba principalmente interesado en la conexión de la percepción con la individualidad de una persona y las posibles experiencias dolorosas. Él creía que los puntos indefinidos inventados por él causan "ekforia", es decir, extraen imágenes del inconsciente que pueden usarse para comprender si una persona tiene habilidades creativas y cómo la orientación hacia el mundo y la orientación hacia uno mismo se correlacionan en su personaje.

Por ejemplo, algunos han descrito los puntos estáticos en términos de movimiento ("las criadas hacen la cama"). Rorschach consideró esto como un signo de una imaginación vívida, alta inteligencia, empatía. El énfasis en las características de color de la imagen indica emotividad en la cosmovisión y en las relaciones. Pero el test de Rorschach es solo una parte del diagnóstico, que a su vez se incluye en un proceso terapéutico o de asesoramiento más complejo.

“Odiaba la lluvia, se convirtió en una tortura para mí, tenía miedo de pisar un charco”, recuerda Inna, de 32 años, quien acudió a un psicoanalista con este problema. — Durante las pruebas, resultó que asociaba el agua con el principio materno, y mi miedo era el miedo a la absorción, a volver al estado anterior al nacimiento. Con el tiempo, comencé a sentirme más maduro y el miedo desapareció”.

Con la ayuda de la prueba, puede ver las actitudes sociales y los patrones de relación: lo que es característico del paciente al comunicarse con otras personas, la hostilidad o la buena voluntad, si está dispuesto a cooperar o competir. Pero ni una sola interpretación será inequívoca, todas ellas se verifican en un trabajo posterior.

Solo un profesional debe interpretar los resultados de la prueba, ya que las interpretaciones demasiado apresuradas o inexactas pueden ser perjudiciales. El especialista se somete a una larga formación psicoanalítica para aprender a reconocer las estructuras y los símbolos del inconsciente y correlacionar con ellos las respuestas recibidas durante las pruebas.

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