tartamudeo en niños

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Tartamudeo XNUMX años de edad: disfluencia del desarrollo del habla

El proceso de hablar consta de varios procesos extremadamente difíciles que deben coordinarse estrechamente entre sí. Para que la oración que decimos suene correctamente, se debe seleccionar el vocabulario y la gramática adecuados.

Pero no lo es todo. Una expresión hermosa es también la técnica correcta de hablar, es decir, una respiración profunda, el comienzo del habla coordinado con la fase de exhalación, cuerdas vocales correctamente colocadas y un aparato de articulación eficiente (paladar blando, lengua, dientes, labios) que permite una fonación y un sonido adecuados. de sonidos En los adultos, hablar está en gran medida automatizado. Cuando hablamos, no pensamos en cómo respiramos, cómo disponemos nuestros labios y lengua para expresar sonidos específicos. Pero para un niño este complicado proceso es todo un reto.

Un niño en edad preescolar está aprendiendo a controlar todos estos procesos. Aparecen nuevos sonidos todo el tiempo en el desarrollo del habla (sz, ż, cz, dż, r) sobre los cuales tiene que controlar y ser capaz de usarlos en las palabras correctas, también aprende nuevas palabras y expresiones todo el tiempo, aprende nuevas formas gramaticales. También hay multitud de estímulos externos. Los niños miran el mundo de una manera extremadamente emocional y la cantidad de nuevos problemas con los que tienen que lidiar es enorme (jardín de infancia, nuevos amigos, un nuevo hermano o hermana que atrae con avidez la atención de sus padres, etc.). Una gran maraña de pensamientos surge en una pequeña cabeza que necesita ser expresada. ¿Y cómo hacerlo cuando la lengua no está escuchando hasta el final, la respiración hace lo que quiere y faltan las palabras? Por ello, en el habla de nuestro pequeño empiezan a aparecer cada vez con más frecuencia numerosas disfluencias. El niño repite sonidos, sílabas, a veces palabras o incluso partes enteras de una oración. Las voces se pueden arrastrar, lo que le da tiempo al niño para pensar en la siguiente parte del discurso. También puede haber correcciones (las llamadas revisiones) relativas a la parte gramatical de una oración.

Si esta falta de fluidez no se acompaña de contracciones o movimientos faciales adicionales, con mayor frecuencia se diagnostica como falta de fluidez en el desarrollo del habla. Suele darse en niños de entre 5 y 7 años y es el único de los trastornos del habla que pasa con la edad, junto con la mejora de las habilidades del lenguaje.

La falta de fluidez en el desarrollo del habla se caracteriza por una alteración al pasar de un pensamiento al siguiente, de una estructura gramatical a otra. A menudo se asocia con una falta de coordinación entre el funcionamiento de los sistemas respiratorio, fonatorio y articular, o es el resultado de hablar demasiado rápido y no seguir tus pensamientos. El niño, al hablar con fluidez, no es consciente de este hecho, no siente ninguna molestia asociada a ello y no le provoca renuencia a hablar.

En el caso de la disfluencia del desarrollo del habla, no se utilizan terapias especiales de terapia del habla. Es importante no hacer que su hijo se dé cuenta de cómo habla, sino hablarle más despacio y darle tiempo para que termine su discurso con calma.

Sin embargo, si a un niño se le diagnostica disfluencia en el habla con una frecuencia superior al 10% del habla, y hay tensión al hablar, calambres o compasión, se denomina “tartamudez en la primera infancia”. Aquí es donde aparece la conciencia del habla disfluente y, a menudo, se asocia con ella la reticencia a hablar.

Hay muchas causas posibles de la “tartamudez en la primera infancia”. Puede ser el resultado de una predisposición genética, daño perinatal, mal funcionamiento del aparato del habla, daño cerebral, ciertas enfermedades infantiles o factores puramente psicológicos: baja autoestima, obligarse a hablar, timidez, miedo, falta de aceptación, etc.

La terapia de la “tartamudez en la primera infancia”, a diferencia de la falta de fluidez del habla del desarrollo, debe llevarse a cabo bajo la supervisión de un terapeuta del habla o en campamentos de rehabilitación especiales.

Texto: Mons. Izabela Wiatrowska, logopeda y Mons. Magdalena Jęksa – Wojciechowska, logopeda, ABC de la pronunciación correcta

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