Psicología

Dejar lo que empezaste es malo. Llevamos oyendo hablar de él desde la infancia. Esto habla de un carácter débil e inconstancia. Sin embargo, la psicoterapeuta Amy Morin cree que la capacidad de detenerse a tiempo es un indicador de una personalidad fuerte. Ella habla de cinco ejemplos en los que dejar lo que empezaste no solo es posible, sino también necesario.

La culpa persigue a las personas que no cumplen. Además, a menudo les da vergüenza admitirlo. De hecho, la renuencia a aferrarse a objetivos poco prometedores distingue a las personas psicológicamente flexibles de las débiles. Entonces, ¿cuándo puedes dejar lo que empezaste?

1. Cuando tus metas han cambiado

Cuando crecemos por encima de nosotros mismos, nos esforzamos por ser mejores. Esto significa que nuestras prioridades y metas están cambiando. Las nuevas tareas requieren nuevas acciones, por lo que a veces tienes que cambiar el campo de actividad o tus hábitos para hacer tiempo, espacio y energía para uno nuevo. A medida que cambias, superas tus viejas metas. Sin embargo, no abandones lo que empezaste con demasiada frecuencia. Es mejor analizar las prioridades actuales y tratar de adaptar las metas anteriores a ellas.

2. Cuando lo que haces va en contra de tus valores

A veces, para lograr un ascenso o el éxito, se te da la oportunidad de hacer algo que crees que está mal. Los que no están seguros de sí mismos sucumben a la presión y hacen lo que les exigen sus superiores o las circunstancias. Al mismo tiempo, sufren, se preocupan y se quejan de la injusticia del mundo. Las personas íntegras y maduras saben que una vida verdaderamente exitosa solo es posible si vives en armonía contigo mismo y no comprometes tus propios principios en aras de las ganancias.

Cuanto antes dejes de perder tiempo y dinero, menos terminarás perdiendo.

Un deseo fanático de una meta a menudo te hace reconsiderar las prioridades de tu vida. Es necesario cambiar algo si el trabajo le quita demasiado tiempo y energía, si no presta atención a la familia y los pasatiempos, no nota nuevas oportunidades y no se preocupa por su salud. No descartes lo que es realmente importante para ti para demostrarte a ti mismo o a los demás que no te detendrás a mitad de camino.

3. Cuando el resultado no merece el esfuerzo realizado para conseguirlo

Uno de los sellos distintivos de una personalidad fuerte es preguntarse: ¿Mi fin justifica los medios? Aquellos que son fuertes en espíritu no dudan en admitir que detuvieron el proyecto porque sobreestimaron su fuerza y ​​se requieren demasiados recursos para implementar el plan.

Tal vez haya decidido perder algo de peso o ganar $100 más al mes que antes. Mientras lo estabas planeando, todo parecía simple. Sin embargo, a medida que comenzaste a avanzar hacia la meta, se hizo evidente que existían numerosas limitaciones y dificultades. Si se está desmayando de hambre debido a su dieta, o si constantemente se priva del sueño para ganar dinero extra, podría valer la pena abandonar el plan.

4. Cuando estás en un aprieto

Lo único peor que estar en un barco que se hunde es que todavía estás a bordo, esperando que el barco se hunda. Si las cosas no van bien, vale la pena detenerlas antes de que la situación se vuelva desesperada.

Parar no es una derrota, sino solo un cambio de táctica y dirección.

Es difícil admitir tu error, las personas realmente fuertes son capaces de hacerlo. Quizás invirtió todo su dinero en un negocio no rentable o pasó cientos de horas en un proyecto que resultó ser inútil. Sin embargo, no tiene sentido repetirse a uno mismo: «He invertido demasiado para dejarlo». Cuanto antes dejes de perder tiempo y dinero, menos terminarás perdiendo. Esto se aplica tanto al trabajo como a las relaciones.

5. Cuando los costes superan los resultados

Las personas fuertes calculan los riesgos asociados con el logro de una meta. Supervisan los gastos y se van tan pronto como los gastos superan los ingresos. Esto funciona no sólo en términos de carrera. Si inviertes en una relación (amistad o amor) mucho más de lo que recibes, piensa si los necesitas. Y si su objetivo le quita salud, dinero y relaciones, debe reconsiderarlo.

¿Cómo tomas la decisión de dejar lo que empezaste?

Tal decisión no es fácil. No se debe tomar con prisa. Recuerda que el cansancio y la decepción no son motivo para dejar lo que empezaste. Analiza los pros y los contras de tu elección. Decidas lo que decidas, recuerda que detenerte no es una derrota, sino un cambio de táctica y de dirección.

Deje un comentario