Los beneficios del silencio: por qué escuchar es mejor que hablar

Los beneficios del silencio: por qué escuchar es mejor que hablar

Reflexión

En “La importancia de la escucha y el silencio”, Alberto Álvarez Calero navega por la relevancia de aprender a cultivar estas cualidades

Los beneficios del silencio: por qué escuchar es mejor que hablar

Aunque lo que se dice de que “una imagen vale más que mil palabras” no siempre es cierto, a veces lo es. Lo mismo ocurre con los silencios: en ellos se concentra muchas veces más sentido que en cualquier cosa que se pueda decir. También es escuchar, algo así como trabajar el “silencio interior” para escuchar a los demás, de vital importancia. Y por eso Alberto Álvarez Calero, director, compositor y catedrático de la Universidad de Sevilla, ha escrito "La importancia de la escucha y el silencio" (Editorial Amat), un libro en el que tiene como único objetivo, en sus propias palabras, “contribuir a la revalorización de la escucha y el silencio como experiencias vitales”.

Para empezar, el autor habla de cómo hablar y escuchar son acciones unidas, pero en la sociedad occidental «se le da mucho más énfasis al acto de hablar que al de escuchar correctamente», Y advierte que parece que,« al callar, los mensajes llegan a nuestros odios ». Nada más lejos de la realidad. Señala que vivimos en un modelo de sociedad en el que una persona muy habladora tiene más posibilidades de triunfar que una reservada, pero no tiene por qué ser una virtud mejor tener dones para la comunicación hablada, ya que escuchar es fundamental, por lo que Tanto es así que, citando a Daniel Goleman y su libro «Social Intelligence», asegura que «el arte de saber escuchar es una de las principales habilidades de las personas que tienen un alto grado de inteligencia emocional».

Consejos para aprender a escuchar

Se podría decir que todos sabemos escuchar, pero no escuchar. Alberto Álvarez Calero deja unas pautas para estar al tanto de lo que nos dicen, y poder prestarle atención:

- Evita cualquier distracción (ruidos, interrupciones…) que nos impiden prestar la atención necesaria.

- Aparca nuestros sentimientos por un momento poder escuchar al otro con objetividad.

- Mientras escuchamos, debemos intenta dejar de lado nuestras ideas prejuicios irracionales y habituales, tanto conscientes como no.

También habla de cómo deberíamos educarnos para poder escuchar, sobre todo en una sociedad como la actual en la que el ruido, en general (todo el bullicio de las redes sociales, programas, móviles y mensajes) no solo no nos permite escuchar bien, sino también callar. El autor dice que, para aprender a escuchar, es necesario pasar por tres procesos: la fase de pre-escucha, en la que desde las edades más tempranas se debe fomentar esto; la fase de escucha, en la que se revela nuestra capacidad; y la fase posterior, en la que es importante autoevaluar las dificultades que hemos tenido a la hora de escuchar. Todo esto requiere esfuerzo, por supuesto; «Escuchar a otra persona lleva tiempo. La comprensión es lenta, porque obliga no solo a entender las palabras, sino a descifrar el código que acompaña a los gestos ”, explica en las páginas del libro.

El significado del silencio

«El silencio puede participar activa y significativamente de un hecho (…) para estar en silencio, en realidad es una acción auténtica. Ocurre cuando hay que recordarlo y, sin embargo, se pretende olvidar; o cuando es necesario hablar o protestar y la persona calla ”, el autor introduce la segunda parte del libro. Enfatiza la idea de queEl silencio no es un gesto pasivo, sino una demostración activa de su uso y habla de cómo, al igual que las palabras, no suele ser neutral, ni tampoco el silencio.

Menciona tres tipos: silencio intencional, que ocurre cuando la omisión del sonido tiene una intención o sentimiento específico; silencio receptivo, producido cuando el receptor escucha atentamente al emisor; y silencio casual, aquello que no se quiere y no tiene intención.

«Mucha gente asocia el silencio con la quietud, pero como una inacción a veces tensa. Entienden el silencio como un vacío que hay que llenar (…) tratar con él puede ser una experiencia incómoda», Dice Alberto Álvarez Calero. Pero, aunque el silencio nos abruma de esta manera, nos asegura que este es “el antídoto de la mente dispersa a la que nos conduce la vida actual”. También habla del silencio interior, ese que muchas veces debido a todos los activadores externos que tenemos, no somos capaces de cultivar. “Vivir con un exceso de datos satura la mente y, por tanto, el silencio interior no existe”, seguro.

Educar en silencio

Así como el autor explica que la escucha debe ser educada, también piensa lo mismo sobre el silencio. Se refiere directamente a las aulas, donde considera que el silencio “tiene que estar relacionado con el clima armonioso que en él existe, y no porque por regla general sea necesario callar por obediencia” y agrega que “el más posible el concepto de silencio que el de disciplina ».

Está claro entonces, tanto el importancia tanto del silencio como de la escucha. “Con la escucha, a veces una persona puede influir más que intentar convencer a un público con palabras (…) el silencio puede aportar tranquilidad ante un mundo disperso”, concluye el autor.

Sobre el Autor…

Alberto Álvarez Calero es director y compositor. Licenciado en Dirección de Coro por el Conservatorio Superior de Música Manuel Castillo de Sevilla, también es licenciado en Geografía e Historia, doctor por la Universidad de Sevilla y catedrático en el Departamento de Educación Artística de esta Universidad. Ha publicado numerosos artículos en revistas científicas y varios libros sobre música y educación. Durante años ha venido desarrollando, tanto en el ámbito educativo como artístico, una importante labor relacionada con el silencio y la escucha.

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