El subconsciente: ¿que es?

El subconsciente: ¿que es?

El subconsciente es una palabra que se usa tanto en psicología como en filosofía. Se refiere a un estado psíquico del que uno no es consciente pero que influye en la conducta. Etimológicamente, significa "bajo la conciencia". A menudo se confunde con el término "inconsciente", que tiene un significado similar. ¿Qué es el subconsciente? Otros conceptos preconscientes como "el ello", "el yo" y "el superyó" describen nuestra psique según la teoría freudiana.

¿Qué es el subconsciente?

En psicología se utilizan varias palabras para describir la psique humana. El inconsciente corresponde al conjunto de fenómenos psíquicos a los que nuestra conciencia no tiene acceso. Por el contrario, el consciente es la percepción inmediata de nuestro estado psíquico. Nos permite tener acceso a la realidad del mundo, de nosotros mismos, pensar, analizar y actuar racionalmente.

La noción de subconsciente se usa a veces en psicología o en ciertos enfoques espirituales para completar o reemplazar el término inconsciente. Se trata de automatismos psíquicos heredados de un pasado lejano (nuestros antepasados) o más recientes (nuestras propias experiencias).

El subconsciente es entonces el que hace funcionar nuestro cuerpo, sin que nos demos cuenta: por ejemplo, ciertos movimientos automáticos durante la conducción, o incluso la digestión, reacciones nerviosas del cuerpo, reflejos de miedo, etc.

Por tanto, corresponde a nuestros instintos, a nuestros hábitos adquiridos y a nuestros impulsos, sin olvidar nuestras intuiciones.

El subconsciente puede revelar cosas que no creíamos tener en nosotros, durante movimientos automáticos (comportamiento motor), o incluso palabras habladas o escritas (deslizamiento de la lengua por ejemplo), emociones inesperadas (llanto o risa incongruentes). Por tanto, tiende a actuar independientemente de nuestra voluntad.

¿Cuál es la diferencia entre subconsciente e inconsciente?

En algunas áreas, no habrá diferencia. Para otros, preferimos calificar el inconsciente como oculto, invisible, mientras que el subconsciente se puede desenmascarar más fácilmente, porque es más espontáneo y fácilmente observable.

El subconsciente descansa sobre hábitos adquiridos, mientras que el inconsciente descansa sobre lo innato, más enterrado. Freud habló más del inconsciente que del subconsciente, durante sus sesiones de trabajo.

¿Cuáles son los otros conceptos de nuestra psique?

En la teoría freudiana, existe el consciente, el inconsciente y el preconsciente. El preconsciente es el estado que precede a la conciencia.

Mientras que, como hemos visto, el inconsciente está involucrado en la mayoría de los fenómenos mentales, el consciente es solo la punta del iceberg.

El preconsciente, por su parte, y lo que posibilita el vínculo entre ambos. Los pensamientos inconscientes pueden, gracias a él, volverse conscientes poco a poco. Por supuesto, los pensamientos inconscientes son elegidos sabiamente por el inconsciente para que no sean ni demasiado perturbadores, ni demasiado insatisfactorios o insoportables.

Es el “superyó”, la parte “moral” de nuestro inconsciente la que se encarga de censurar el “ello”, la parte que concierne a nuestros deseos e impulsos más vergonzosos.

En cuanto al “yo”, es la instancia que hace el vínculo entre el “eso” y el “superyó”.

¿De qué sirve conocer los meandros de nuestro subconsciente o del inconsciente?

Bucear en nuestro subconsciente o nuestro inconsciente no es fácil. A menudo tenemos que enfrentarnos a pensamientos perturbadores, enfrentarnos a nuestros demonios enterrados, comprender mecanismos diabólicamente bien anclados (por nosotros mismos), para simplemente evitar sufrirlos.

De hecho, conocerse mejor a sí mismo y conocer mejor su inconsciente nos permite superar muchos miedos irracionales, nuestros rechazos inconscientes, que pueden hacernos infelices. Se trata de tomar suficiente distancia de nuestras acciones y una buena reflexión sobre lo que las desencadena, para entender y luego actuar de manera diferente y según los valores que defendemos, sin dejarnos gobernar o engañar por nuestro “eso”. .

Ciertamente es ilusorio querer controlar por completo todos nuestros pensamientos, nuestros impulsos y nuestros miedos. Pero una mejor comprensión de uno mismo trae una cierta libertad recuperada y hace posible rehacer el vínculo con libre albedrío y fuerza interior.

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