Tres secretos para ser los mejores abuelos

Como abuelo recién nombrado, puede encontrar con amargura que muchas cosas están fuera de su control. Pero la forma en que se adapte a su nuevo rol y cadena de mando determinará el contenido futuro de este capítulo potencialmente maravilloso de su vida. Lo bien que domines el arte de ser abuelo depende en gran medida de la salud psicológica de tus nietos y del tipo de personas en que se conviertan.

1. Resolver conflictos pasados

Para tener éxito en su nuevo rol, debe enterrar el hacha, resolver los problemas de relación con sus hijos y deshacerse de los sentimientos negativos que probablemente se han ido acumulando a lo largo de los años.

Piensa en todos los reclamos, prejuicios, ataques de celos. Nunca es demasiado tarde para tratar de resolver conflictos pasados, desde desacuerdos fundamentales hasta simples malentendidos. Su objetivo es la paz duradera. Solo así podrás formar parte de la vida de tu nieto y, cuando crezca, ser un ejemplo de relación sana entre los seres queridos.

“Mi nuera siempre tenía muchas reglas para mí”, recuerda María, de 53 años. “Me indignó su actitud. Entonces apareció mi nieto. La primera vez que lo sostuve en mis brazos, supe que tenía que tomar una decisión. Ahora le sonrío a mi cuñada, esté o no de acuerdo con ella, porque no quiero que tenga una razón para alejarme de su nieto. Tenía unos tres años cuando nos estábamos levantando del sótano y de repente me tomó la mano. “Tomo tu mano no porque la necesite”, declaró con orgullo, “sino porque la amo”. Momentos como este valen la pena morderse la lengua”.

2. Respeta las reglas de tus hijos

La llegada de un bebé lo cambia todo. Puede ser difícil aceptar el hecho de que ahora tienes que seguir las reglas de tus hijos (y nuera o yerno), pero tu nueva posición dicta que sigas su ejemplo. Incluso cuando su nieto lo visita, no debe comportarse de manera diferente. Tus hijos y sus parejas tienen su propia opinión, punto de vista, sistema y estilo de crianza. Permítales establecer sus propios límites para el niño.

La crianza de los hijos en el siglo XXI es diferente a lo que era hace una generación. Los padres modernos extraen información de Internet, redes sociales y foros. Su consejo puede parecer anticuado, y tal vez lo sea. Los abuelos sabios actúan con cautela y conscientemente demuestran respeto por las ideas nuevas y desconocidas.

Hágales saber a los nuevos padres que se da cuenta de lo asustados que están en este momento, lo cansados ​​que están y que cualquier padre nuevo preocupado siente lo mismo. Sea amable, deje que su presencia los ayude a relajarse un poco. Esto afectará al niño, que también se volverá más tranquilo. Recuerda que tu nieto siempre gana con tu comportamiento.

3. No dejes que tu ego se interponga en el camino

Nos sentimos heridos si nuestras palabras ya no son tan fuertes como solían ser, pero es necesario ajustar las expectativas. Cuando (y si) das un consejo, no lo presiones. Mejor aún, espera a que te pregunten.

Las investigaciones muestran que cuando los abuelos sostienen a su nieto por primera vez, se sienten abrumados por la oxitocina, la “hormona del amor”. Procesos similares ocurren en el cuerpo de una madre joven que está amamantando. Esto sugiere que su vínculo con su nieto es muy importante. También es importante comprender que ahora es el director de operaciones, no el ejecutivo. Tienes que aceptarlo, porque los nietos te necesitan.

Los representantes de la generación anterior brindan una conexión con el pasado y ayudan a moldear la personalidad del nieto.

Un estudio de la Universidad de Oxford encontró que los niños criados por sus abuelos tienden a ser más felices. Además, experimentan más fácilmente las consecuencias de eventos tan difíciles como la separación de los padres y la enfermedad. Además, los representantes de la generación anterior brindan un vínculo con el pasado y ayudan a moldear la personalidad del nieto.

Lisa era la primera hija de dos abogados exitosos y, por lo tanto, terriblemente ocupados. Los hermanos mayores se burlaron y humillaron tanto a la niña que dejó de intentar aprender algo. “Me salvó mi abuela”, admitió la niña una semana antes de recibir su doctorado. “Se sentaba en el piso conmigo durante horas y jugaba juegos que nunca traté de aprender. Pensé que era demasiado estúpido para esto, pero ella fue paciente, me animó y ya no tuve miedo de aprender algo nuevo. Empecé a creer en mí mismo porque mi abuela me dijo que podía lograr cualquier cosa si lo intentaba”.

Adaptarse al papel inusual de un abuelo no es fácil, a veces desagradable, ¡pero siempre vale la pena!


Autora: Leslie Schweitzer-Miller, psiquiatra y psicoanalista.

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