Tres pasos para evitar hacer trampa

Existe la creencia común de que engañar es seguir el instinto natural de tener muchas parejas, y no una elección libre de una persona. ¿Cuál es el trasfondo biológico de la traición y cómo resistirla? dice el entrenador de atención plena Kelly Boys.

A los 20 años me fui de viaje a Europa, donde conocí a mi loco amor. Después del viaje, comenzamos una relación a distancia. Yo viví en Canadá, él vivió en Alemania. A mis ojos, nuestra relación era fuerte y hermosa. No dudé de ellos ni por un segundo.

Pero unos meses después, descubrí que mi novio se acostó con su novia. Dijo que no significaba nada para él. Afirmó que nuestra relación es lo principal en su vida y pidió perdón. Tomé la decisión de quedarme con él.

Pasamos otros cuatro años juntos, pero nunca nos recuperamos de la traición. Él estaba lleno de vergüenza, yo estaba lleno de ansiedad y desconfianza. Las relaciones se deterioraron. Una vez fui a una fiesta sin él y de repente me encontré besando a un chico que apenas conocía. Me di cuenta de que nuestra relación ya no se puede salvar.

Nunca pensé que era capaz de esto. Del mismo modo, no pensé que mi exnovio fuera capaz de traición. La historia de nuestra relación me hizo pensar: ¿por qué engañamos a nuestras parejas? ¿Y hay algo que se pueda hacer para evitar esto?

El acto de hacer trampa, ya sea un beso frívolo con un colega en una fiesta corporativa o un romance en toda regla durante años, se deriva de nuestra desconexión con nosotros mismos. La raíz del problema es que vivimos en conflicto con aspiraciones y creencias profundas.

La conversación sincera y la comunicación honesta, a diferencia del engaño, genera confianza y cercanía emocional.

En El efecto del punto ciego hablo de numerosos casos en los que no nos damos cuenta de cosas que están delante de nuestras narices y, por el contrario, vemos cosas que realmente no están ahí. Todos tenemos puntos ciegos. Pero podemos aprender a reconocerlos y neutralizar su impacto, tanto en el amor como en otras áreas de la vida.

La psicóloga Helen Fisher divide todo el proceso del amor en tres partes: pasión, atracción y apego. Esto significa que podemos estar en una relación a largo plazo con una persona (apego), al mismo tiempo sentir atracción sexual por otra (pasión) y enamorarnos simultáneamente de una tercera persona (atracción).

Cuando nos enamoramos, nos sudan las palmas de las manos, se nos enrojecen las mejillas, nos cubre la pasión y la ansiedad. En nuestro organismo aumenta la producción del neurotransmisor dopamina y salta el nivel de cortisol, la hormona del estrés que nos ayuda a sobrellevar este padecimiento. Paralelamente a esto, cae la producción del neurotransmisor serotonina, que desempeña el papel de un estabilizador natural del estado de ánimo. Como resultado, nos consumen pensamientos emocionantes, esperanzas y miedos asociados con el objeto de nuestra pasión.

Además, experimentamos un subidón de adrenalina y norepinefrina, que nos vuelve estúpidos de amor y nos obsesionamos con el objeto de adoración. No es de extrañar que en medio de esta tormenta de hormonas y neurotransmisores, muchos de nosotros cometamos actos precipitados que luego se explican con las palabras «el amor es ciego».

Si desea construir una relación profunda y duradera, primero debe comprender y comprender qué lo impulsa. Cuando comprende la naturaleza de sus impulsos, complejos, necesidades y vulnerabilidades, puede construir una relación saludable consigo mismo. Comenzarás a decirte la verdad y a escuchar tu voz interior. Solo en este caso tendrás la oportunidad de compartir tu mundo interior imperfecto con otra persona.

Si estás en una relación y te atrae otra persona, no te apresures a atacar. Aquí hay tres consejos para ayudarlo a lidiar con esta situación.

1. Recuerda que «esto también pasará»

Cualquier sentimiento, por fuerte que sea, se debilita con el tiempo. Aunque ahora te atrape por completo, intenta mirarlo de lejos. En esto te ayudarán las prácticas de mindfulness, que te enseñan a notar tus experiencias de manera oportuna y al mismo tiempo a no juzgarlas.

Verás las emociones ir y venir sin quedarte atrapado en ellas. Las investigaciones muestran que las prácticas de atención plena nos ayudan a reducir la reactividad emocional y nos enseñan a observar nuestros sentimientos desde el exterior.

2. Habla con un compañero

Hablarle a tu pareja de tu nueva afición es, a primera vista, un pésimo consejo. Pero al abrirle tu alma, le das la oportunidad de ayudarte. A veces, una conversación franca es suficiente para debilitar la atracción.

Puede ser difícil para ti siquiera pensar en una conversación así. Tienes miedo de ofender e insultar a tu pareja con tal confesión. Pero, de hecho, la conversación sincera y la comunicación honesta, a diferencia del engaño, contribuyen a generar confianza y cercanía emocional.

3. Resistir la tentación

Si te sientes tentado a ceder a la tentación, no lo hagas. No te saltes el segundo punto, asegúrate de hablar primero con tu pareja. Esto es necesario en primer lugar para usted, para no perder su integridad y no perder una mirada sobria de la situación.

Incluso si esta conversación marca el final de su relación, la terminará honestamente sin engañarse a sí mismo. Además, una conversación sincera de corazón a corazón puede, por el contrario, encender una llama en su relación que, al parecer, se ha extinguido hace mucho tiempo.

Si desea construir relaciones felices y saludables con las personas que ama, es importante encontrar sus puntos ciegos y reconocer su impacto en usted. Solo cuando eres fiel a ti mismo puedes formar vínculos más profundos y fuertes con otras personas.


Sobre el autor: Kelly Boys es un entrenador de atención plena para el personal de la ONU y autor de The Blind Spot Effect. Cómo empezar a notar lo que hay delante de tu nariz.

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