La muerte de un padre es traumática a cualquier edad.

No importa la edad que tengamos, la muerte de un padre o de una madre siempre causa un gran dolor. A veces, el duelo se prolonga durante meses y años, convirtiéndose en un trastorno grave. El psiquiatra de rehabilitación David Sack habla sobre la ayuda que necesita para volver a tener una vida plena.

Quedé huérfana a los 52 años. A pesar de mi edad adulta y experiencia profesional, la muerte de mi padre puso mi vida patas arriba. Dicen que es como perder una parte de ti mismo. Pero tuve la sensación de que el ancla de mi propia identidad había sido cortada.

La conmoción, el entumecimiento, la negación, la ira, la tristeza y la desesperación son la gama de emociones por las que pasan las personas cuando pierden a un ser querido. Estos sentimientos no nos dejan por muchos meses más. Para muchos, aparecen sin una secuencia determinada, perdiendo nitidez con el tiempo. Pero mi niebla personal no se disipó durante más de medio año.

El proceso de duelo lleva tiempo, y quienes nos rodean a veces muestran impaciencia, quieren que nos mejoremos lo antes posible. Pero alguien continúa experimentando intensamente estos sentimientos durante muchos años después de la pérdida. Este duelo continuo puede tener implicaciones cognitivas, sociales, culturales y espirituales.

Duelo, adicción y colapso mental

Las investigaciones muestran que la pérdida de un padre puede aumentar el riesgo de problemas emocionales y mentales a largo plazo, como depresión, ansiedad y adicción a las drogas.

Esto es especialmente cierto en situaciones en las que una persona no recibe apoyo completo durante el período de duelo y no encuentra padres adoptivos de pleno derecho si los parientes mueren demasiado pronto. La muerte de un padre o una madre en la infancia aumenta significativamente las posibilidades de desarrollar problemas de salud mental. Aproximadamente uno de cada 20 niños menores de 15 años se ve afectado por la pérdida de uno o ambos padres.

Los hijos que han perdido a sus padres tienen más dificultades para afrontar la pérdida que las hijas, y las mujeres tienen más dificultades para afrontar la muerte de sus madres.

Otro factor decisivo en la ocurrencia de tales consecuencias es el grado de cercanía del niño con el padre fallecido y la escala del impacto del trágico evento en toda su vida futura. Y esto no significa en absoluto que las personas sean más fáciles de experimentar la pérdida de alguien con quien estaban menos cerca. Puedo decir con confianza que, en este caso, la experiencia de pérdida puede ser aún más profunda.

Las consecuencias a largo plazo de perder a un padre han sido investigadas repetidamente. Resultó que esto afecta tanto la salud mental como la física, y esta última se manifiesta con mayor frecuencia en los hombres. Además, los hijos que han perdido a sus padres son más difíciles de experimentar la pérdida que las hijas, y las mujeres tienen más dificultades para reconciliarse con la muerte de sus madres.

es hora de pedir ayuda

La investigación sobre la teoría de la pérdida ha ayudado a comprender cómo ayudar a las personas traumatizadas por la muerte de sus padres. Es muy importante centrarse en los recursos personales de una persona y su capacidad de autocuración. Es importante que los familiares y familiares significativos le brinden una asistencia integral. Si una persona está experimentando un duelo complicado que dura mucho después de la muerte de un ser querido, es posible que se necesiten medidas adicionales y exámenes de salud mental.

Cada uno de nosotros afronta la pérdida de un ser querido a su manera y a su propio ritmo, y puede ser muy difícil reconocer en qué etapa la tristeza se convierte en un trastorno crónico complejo. Una forma tan prolongada, el duelo patológico, suele ir acompañada de experiencias dolorosas prolongadas, y parece que una persona no es capaz de aceptar la pérdida y seguir adelante, incluso meses y años después de la muerte de un ser querido.

camino de la rehabilitación

Las etapas de recuperación después de la muerte de un padre incluyen una etapa importante en la que nos permitimos experimentar el dolor de la pérdida. Esto nos ayuda a comenzar gradualmente a darnos cuenta de lo que sucedió y seguir adelante. A medida que sanamos, recuperamos la capacidad de disfrutar de nuestras relaciones con los demás. Pero si seguimos obsesionándonos y reaccionando de forma exagerada a cualquier recuerdo del pasado, se necesita ayuda profesional.

La comunicación con un especialista es de apoyo y ayuda a hablar abiertamente sobre la tristeza, la frustración o la ira, aprende a sobrellevar estos sentimientos y solo permite que se manifiesten. La consejería familiar también puede ser útil en esta situación.

Se nos hace más fácil vivir y dejar ir el dolor si no ocultamos sentimientos, pensamientos y recuerdos.

La muerte de uno de los padres puede traer de vuelta viejos dolores y resentimientos y tener un impacto significativo en los procesos del sistema familiar. Un terapeuta familiar ayuda a separar los conflictos viejos de los nuevos, muestra formas constructivas de eliminarlos y mejorar las relaciones. También puede encontrar un grupo de apoyo adecuado que pueda ayudarlo a sentirse menos aislado de su dolor.

El duelo prolongado a menudo conduce a la «automedicación» con la ayuda de alcohol o drogas. En este caso, ambos problemas deben ser resueltos simultáneamente y requieren una doble rehabilitación en los respectivos centros y clínicas.

Y finalmente, cuidarse a sí mismo es otra parte importante de la recuperación. Se nos hace más fácil vivir y dejar ir el dolor si no ocultamos sentimientos, pensamientos y recuerdos. Una alimentación sana, un sueño adecuado, ejercicio y tiempo suficiente para el duelo y el descanso son lo que todo el mundo necesita en una situación así. Tenemos que aprender a ser pacientes con nosotros mismos y con los que nos rodean que están de duelo. Es un viaje muy personal, pero no debes recorrerlo solo.


El autor es David Sack, psiquiatra, médico jefe de una red de centros de rehabilitación para alcohólicos y drogadictos.

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