1. Beba mucha agua, especialmente cuando queda poco tiempo antes de la próxima comida. Lo más probable es que cuando esté a punto de comer, la porción sea más modesta, porque el lugar en su estómago ya está parcialmente ocupado. Beber agua durante todo el día: favorece el metabolismo adecuado y mejora la función intestinal.
2. Trate de comer de manera que obtenga más calorías por la mañana y viceversa por la tarde y por la noche. Las calorías ganadas por la mañana se gastarán durante el día y no se depositarán en el estómago ni en los costados.
3. Piense en su actividad física. No hay oportunidad ni pereza para practicar deportes: abandone el viaje en autobús y camine hasta el metro, suba las escaleras por su cuenta y no en el ascensor. Créame, en un mes encontrará que no solo ha perdido peso, su cuerpo se ha tensado y sus músculos se han vuelto más elásticos.
4. Aumenta la cantidad de carbohidratos saludables en la dieta: come más verduras y frutas crudas, no te niegues la carne y el pescado, sino combínalos con ensaladas frescas, no papas ni arroz. Come pan, pero solo con harina integral y no medio pan al día.
5. Elimine las bebidas azucaradas y carbonatadas, las patatas fritas y cualquier comida rápida y enlatada.
6. Trate de comer de seis a siete veces al día. La última comida debe ser a más tardar tres horas antes de acostarse. Si siente un ataque agudo de hambre, beba un vaso de kéfir o coma yogur.
7. Reduzca la cantidad de comida en una comida. Después de un tiempo, el estómago se encogerá y sentirás que no necesitas mucha comida para saciarte. Recuerde, cualquier porción debe caber en la palma de su mano.