¿Por qué somos adictos a las personas que nos lastiman?

¿Por qué somos adictos a las personas que nos lastiman?

Psicología

Nuestra infancia es un factor determinante en cómo en la edad adulta formamos y mantenemos nuestras relaciones.

¿Por qué somos adictos a las personas que nos lastiman?

Se dice que el juego es la adicción del siglo XX. Como éste, que suele aparecer en los titulares, hablamos constantemente de otras dependencias que habitan las grietas de la sociedad: el alcoholismo, las drogas o el sexo. Pero, hay otra adicción que convive con todos nosotros y que muchas veces ignoramos; los dependencia humana, la necesidad que generamos y sentimos hacia otras personas.

Las relaciones humanas son el pilar de nuestra vida, pero muchas veces nos involucramos en emparejamientos tóxicos, amorosos, familiares o de amistad, que nos restringen como personas y no nos permiten desarrollarnos ni ser felices.

Así es como Manuel Hernández Pacheco, licenciado en Biología y Psicología por la Universidad de Málaga y autor del libro “¿Por qué me lastiman las personas que amo?”. Lo explica. «La dependencia emocional funcional como mecanismo de juego, en el momento en que Siento una recompensa con una persona, que en algún momento me trató bien o me hizo sentir amado, me voy a enganchar a ese sentimiento ”, explica el profesional. El problema surge cuando esa persona de la que “dependemos” comienza a herirnos. Esto puede deberse a dos razones; Por un lado, hay un aprendizaje adquirido en la infancia y que tiende a repetirse; por otro, como en algún momento hubo un tipo de recompensa, la gente se vuelve adicta a esa necesidad. Lo mismo que los que fuman, o los que juegan: si en algún momento se sintieron bien con eso, ahora no pueden dejar de hacerlo ”, explica Manuel Hernández.

"Heridas del pasado"

¿Y qué es ese aprendizaje del que habla el profesional? Son la base de nuestras emociones, de nuestra personalidad, que se forma durante primeros años de nuestra vida, cuando aún somos pequeños. El problema viene cuando no hemos tenido un desarrollo "normal" y llevamos con nosotros "heridas del pasado".

“El 80% de lo que vamos a saber toda la vida lo aprendemos en los primeros cuatro o cinco años”, dice el profesional y continúa: “Cuando tengo una activación emocional por algo que me pasa, mi cerebro sacar memoriaY luego, si mi padre siempre me exigió mucho, cuando estoy con un jefe probablemente él también me exigirá mucho.

Luego, trasladado al plano de las relaciones, si un niño ha sufrido lo que se llama un "Trauma de apego"Porque, cuando éramos pequeños, nuestros padres nos han descuidado cuando instintivamente buscamos atención, se crea ese trauma, que “impide un crecimiento, un desarrollo natural en el cerebro del niño, que va a tener que producirse. implicaciones para el resto de su vida ”, explica el psicólogo.

Repetir involuntariamente

Otro impedimento que encuentran las personas inmersas en una relación tóxica es la llamada memoria procedimental. «El cerebro tiende a repetir protocolos para ahorrar energía, por eso, en psicogenealogía, cuando el cerebro hace algo muchas veces, llega un momento en que no sabe hacerlo de otra manera», Explica Manuel Hernández. “Al final nos volvemos adictos a la forma en que nos controlamos, pero eso es algo que fue útil en un momento y ahora puede ser desastroso”, agrega.

Además, esas raíces que tenemos desde la infancia, esas costumbres y formas de comportarnos, nos acercan a estas relaciones tóxicas. «Si de pequeños nos hemos sentido defectuosos, eso es algo que pensamos que es nuestra culpa, entonces tenemos poder sobre eso ”, explica Manuel Hernández y continúa:“ Por eso muchas personas se golpean y se juntan con personas tóxicas, porque sienten que no se merecen más, porque es la única forma que conocen. capaz de sobrevivir.

Apoyo en el otro

Si una persona está inmersa en una relación tóxica, en la que “la persona que ama lo lastima”, necesita regularse para superarla. Pero esta puede ser una tarea abrumadora para muchas personas. “Cuanto mayor sea el miedo en la infancia, más rígido será el aprendizaje, más difícil será cambiar”, argumenta Manuel Hernández.

“Cuando hay una dependencia, ya sea de una persona o de una sustancia, lo que nos exige es regularnos, pasar ese síndrome de abstinencia, pero eso no se hace en un día, viene poco a poco», Explica el profesional. Para lograr esta regulación, lo más importante suele ser apoyarse en otra persona, no solo profesionales, un buen amigo, un profesor o un colega pueden ser de gran ayuda para salir de ese lugar oscuro.

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