Psicología

A los 10-12 años, el niño deja de oírnos. A menudo no sabemos lo que quiere, lo que está haciendo, lo que está pensando, y tenemos miedo de perdernos las señales de alarma. ¿Qué te impide mantener el contacto?

1. Hay cambios a nivel fisiológico

Aunque por lo general el cerebro se forma a los 12 años, este proceso se completa completamente a partir de los veinte. Al mismo tiempo, los lóbulos frontales de la corteza, las áreas del cerebro que controlan nuestros impulsos y son responsables de la capacidad de planificar el futuro, continúan desarrollándose por más tiempo.

Pero solo a partir de los 12 años, las glándulas sexuales se "activan" activamente. Como resultado, el adolescente es incapaz de controlar racionalmente los cambios de emociones causados ​​por las tormentas hormonales, argumentó el neurocientífico David Servan-Schreiber en el libro “El cuerpo ama la verdad”.1.

2. Nosotros mismos exacerbamos las dificultades de comunicación.

Al comunicarnos con un adolescente, nos contagiamos del espíritu de contradicción. "Pero el niño solo se busca a sí mismo, hace ejercicio y papá, por ejemplo, ya está luchando en serio, usando todo el poder de su experiencia y fuerza", dice la psicoterapeuta existencial Svetlana Krivtsova.

El ejemplo inverso es cuando, tratando de proteger a un niño de los errores, los padres proyectan en él su experiencia adolescente. Sin embargo, solo la experiencia en sí misma puede ayudar al desarrollo.

3. Queremos hacer su trabajo por él.

“El bebé está bien. Necesita desarrollar su «yo», darse cuenta y aprobar sus límites. Y sus padres quieren hacer este trabajo por él”, explica Svetlana Krivtsova.

Por supuesto, el adolescente está en contra. Además, hoy los padres transmiten al niño mensajes abstractos que obviamente son imposibles de cumplir: “¡Sé feliz! ¡Encuentra algo que te encante!» Pero todavía no puede hacer esto, para él es una tarea imposible, cree el psicoterapeuta.

4. Estamos bajo el mito de que los adolescentes ignoran a los adultos.

Un estudio realizado por psicólogos de la Universidad de Illinois (EE. UU.) demostró que los adolescentes no solo no están en contra de la atención de los padres, sino que, por el contrario, la aprecian mucho.2. La pregunta es cómo mostramos esta atención.

“Es importante entender lo que les preocupa antes de tirar todas las fuerzas pedagógicas sobre lo que nos preocupa. Y más paciencia y amor”, escribe David Servan-Schreiber.


1 D. Servan-Schreiber «El cuerpo ama la verdad» (Clásico de Ripol, 2014).

2 J. Caughlin, R. Malis «Exigir/retirar la comunicación entre padres y adolescentes: conexiones con la autoestima y el uso de sustancias», Revista de relaciones sociales y personales, 2004.

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