Psicología

Toda la investigación realizada sobre este tema a lo largo de los años confirma una cosa: el bienestar no nos llega a todos a la vez. Se desarrolla día tras día a partir de pequeños pero importantes detalles.

Haz regalos para ti y para los demás. Cambie el ángulo de visión para ver los eventos desde una nueva perspectiva. Muestra gratitud. Dormir bien. No olvides sonreír… Es poco probable que esto sea lo que pensamos en primer lugar cuando se trata de felicidad. Aún así, podemos sentirnos mejor cambiando algunas de nuestras creencias y hábitos.

La principal condición para la felicidad no es la posesión de determinados bienes, sino un estilo de vida que combine el cuidado de sí mismo y la apertura a los demás. La buena noticia es que nunca es demasiado tarde para empezar a seguir este estilo.

1. Practica deportes

Cuando hablamos de felicidad, lo más frecuente es que pensemos en nuestros propios sentimientos y forma de pensar. Pero el mejor estimulante de la felicidad es la actividad física. Entonces, ¿no es hora de dar un paseo? Caminar, correr, andar en bicicleta. Emprende la jardinería. Patea la pelota, el volante, baila.

El ejercicio te mantendrá en forma, evitará la depresión y el estrés y mejorará tu rendimiento físico y mental. Encuentra una actividad que disfrutes y que se adapte a tu forma. Y no te limites al gimnasio, ¡sal a la calle!

2. Dormir

Ahora, después del esfuerzo físico y antes de pasar a cualquier otra cosa, duerme un poco. Quienes dedican de 6 a 8 horas al día se sienten mejor que quienes duermen menos de seis o más de nueve horas. Las personas que duermen “óptimamente” tienen menos probabilidades de mostrar síntomas de depresión, establecer relaciones con los demás más rápido y entrar en contacto más cercano con su propio ser.

3. Sonreír

¿Cuántas veces al día sonríes? No esperes una razón para hacerlo. Los investigadores han confirmado recientemente lo que Darwin predijo allá por el siglo XIX: que cuando mostramos emociones, estas se intensifican, ya sea que fruncimos el ceño o levantamos las comisuras de los labios. De hecho, al sonreír, los músculos faciales se activan y envían una señal al cerebro para la producción de endorfinas, las "hormonas de la felicidad". ¡Cuanto más sonríes, más feliz te sientes!

4 Mantente conectado

Construir relaciones con otras personas: miembros de la familia, amigos, colegas, vecinos. Estas conexiones son los pilares de tu vida, invierte en ellas todos los días y enriquécelas. Una de las señas de identidad del ser humano es la necesidad de pertenencia.

Satisfacer esta necesidad nos llena de emociones positivas, mientras que largos periodos de soledad pueden socavar

Las relaciones, especialmente las cercanas y amistosas, son excelentes indicadores de felicidad. Una buena red de apoyo social fortalece el sistema inmunológico, retarda el daño cerebral con la edad y reduce el riesgo de enfermedades cardiovasculares.

5. Vive el momento

Concéntrate en el mundo que te rodea y en tus sentimientos. Reconocer lo que es inusual acerca de ellos. Aprecia la belleza cuando te encuentra. Disfruta el momento, prestando atención a todos los sentidos: tacto, gusto, vista, oído, olfato. Estira el momento, adentrándote en esta sensación, por simple que sea: el sabor agrio del vino en la lengua, el suave pelaje de un gato bajo la palma de tu mano, el color eternamente nuevo del cielo. Para los que quieran más, inscríbanse en un taller de meditación mindfulness.

6. Expresa gratitud

Cuando te vayas a la cama, antes de quedarte dormido, piensa en tres cosas del día anterior por las que te sientas agradecido. No importa si son las pequeñas cosas o algo vital. Pregúntate acerca de cada uno de ellos: ¿por qué es tu gratitud? Dé las gracias a un colega que lo ayudó hoy o envíele un correo electrónico. Expresar gratitud es una de las formas más efectivas de hacer el bien.

7. Sigue aprendiendo

¿Qué habilidades has dominado recientemente? Ya sea que esté aprendiendo de un libro, video o conferencia, repasando un antiguo pasatiempo o comenzando algo completamente nuevo, aumenta su confianza en sí mismo y su sentido de disfrute en la vida.

8. Desarrolla tus fortalezas

Este sentido de sí mismo que está en lo más profundo es su fuerza. ¿De dónde viene? Piénsalo por un minuto. ¿De qué estás realmente orgulloso? Conocer tus fortalezas, talentos, utilizarlos, desarrollarlos es una de las formas más seguras de crecimiento personal y profesional. Los efectos positivos de este desarrollo serán a largo plazo y ayudarán en caso de depresión.

9. Cambia de perspectiva

¿Eres de los que tiene el vaso medio vacío o medio lleno? ¿Observas los aspectos positivos de la vida o señalas lo que no va bien?

Los eventos rara vez son «todos blancos» o «todos negros», pero en la mayoría de los casos es más útil considerar sus aspectos positivos.

He aquí un ejercicio simple para implementar este principio: si te sucede algo malo, trata de encontrar algo bueno en la situación (incluso si te parece artificial), tratándolo como si no te concierna. ¡Ayuda mucho mirar lo que sucedió desde un lado!

10. Abraza la vida

A partir de ahora, los beneficios de la aceptación están científicamente comprobados. Nadie es perfecto, y es muy probable que tampoco aceptes en ti mismo (o en los demás) algunos rasgos de carácter o algunas acciones. A veces se trata de una obsesión. Pero una actitud amarga hacia las propias debilidades no ayuda en nada, al contrario. Mientras aprendemos a aceptarnos, a perdonarnos, aumentaremos la flexibilidad, la resiliencia y la satisfacción con la vida. Y esto te permitirá ser más tolerante con los demás.

11. Tómate un tiempo para ti

La investigación muestra que nos sentimos más felices cuando tenemos la sensación de que estamos a cargo de nuestro tiempo. Una forma de lograr esto es, literalmente, tomarse un tiempo para uno mismo, un poco cada día. Y hacer en esos momentos lo que nos plazca: caminar por las calles o por el bosque, relajarnos en la terraza de un café, leer el periódico, escuchar música con auriculares… Lo principal es estar un rato a solas con uno mismo.

12. Devolver

Haz algo que no te traerá ningún beneficio. Di una palabra amable a un amigo o a un extraño. Únete a una asociación de ayuda mutua. Las investigaciones muestran que la generosidad y la amabilidad estimulan áreas del cerebro responsables de la liberación de endorfinas. Al compartir tiempo y atención, no solo nos recompensamos químicamente, sino que también construimos relaciones. La confianza es la clave para la paz contigo mismo y con los demás.

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