2-3 años: la edad de "yo solo"

La adquisición de autonomía

Alrededor de los 2 años y medio, el niño siente la necesidad de hacer las cosas por su cuenta. Ponte los calcetines, aprieta el botón del ascensor, abrocha el abrigo, llena el vaso solo ... Es técnicamente capaz y puede sentirlo. Al reclamar su autonomía, busca empujar los límites de sus habilidades motoras. Además, con la adquisición de la marcha, ahora puede caminar solo, como un adulto, y por tanto comienza a identificarse con los adultos. Desarrolla así el deseo cada vez más acuciante de “hacer lo que ellos hacen”, es decir, realizar él mismo las acciones que les ve hacer a diario y renunciar paulatinamente a su asistencia.

Una necesidad esencial de confianza en uno mismo

Pasar por su cuenta, sin la ayuda de un adulto, para ponerse las mangas de su suéter o abrocharse la camisa correctamente, permite que los niños desarrollen sus habilidades e inteligencia. Y cuando logra realizar sus acciones él mismo por primera vez, le parecen verdaderas hazañas. El niño obtiene un orgullo y una confianza increíbles de ello. La adquisición de autonomía es, por tanto, un paso fundamental para que él gane confianza en sí mismo. Ser totalmente dependiente de un adulto también es terriblemente angustioso para el niño, cuando se encuentra en una comunidad con otros pequeños y toda la atención ya no está centrada en él.

Un paso necesario antes de ingresar a la escuela

Hoy mucha gente cree que las diferentes etapas del desarrollo son subjetivas, que “todo depende de los niños”. Pero, así como existen reglas de crecimiento para el cuerpo, existen otras para la psique. Según Françoise Dolto, el aprendizaje de la autonomía debe tener lugar, por tanto, entre los 22 y los 27 meses. De hecho, un niño debe saber cómo lavarse, vestirse, comer y usar el baño por sí solo antes de inscribirse en la escuela. De hecho, su maestro no podrá estar detrás de él todo el tiempo para ayudarlo, lo que puede angustiarlo si no sabe cómo arreglárselas. En cualquier caso, el niño generalmente se siente capaz de realizar estos gestos alrededor de los 2 años y el hecho de no animarlo de esta forma solo puede ralentizar su desarrollo.

El papel de los padres

Un niño siempre cree que sus padres lo saben todo. Si estos últimos no le animan a quitarle la autonomía, entonces concluye que no quieren verle crecer. El niño continuará "fingiendo" y se negará a usar sus nuevas habilidades para complacerlos. Evidentemente, este paso no es fácil para los padres porque tienen que dedicar tiempo a mostrarle a su hijo los gestos diarios y ayudarlo a repetirlos. Esto requiere paciencia y, además, sienten que al independizarse, su hijo se separa de ellos. Sin embargo, es fundamental dejarle correr riesgos calculados. Asegúrese de apoyarlo especialmente en caso de falla, para evitar que se construya con la idea de que es estúpido o torpe. Explíquele que, para realizar cada acto, hay un método que es igual para todos (adultos y niños), que nadie tiene al nacer y que el aprendizaje está necesariamente marcado por fracasos.

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