Ahimsa: Concepto de no violencia

Del antiguo idioma sánscrito, "a" significa "no", mientras que "himsa" se traduce como "violencia, asesinato, crueldad". El primer y básico concepto de yamas es la ausencia de trato severo hacia todos los seres vivos y hacia uno mismo. Según la sabiduría india, la observancia de ahimsa es la clave para mantener una relación armoniosa con el mundo exterior e interior.

En la historia de la filosofía india ha habido maestros que han interpretado ahimsa como una prohibición inquebrantable de toda violencia, independientemente de las condiciones y posibles consecuencias. Esto se aplica, por ejemplo, a la religión del jainismo, que adopta una interpretación radical e intransigente de la no violencia. Los representantes de este grupo religioso, en particular, no matan ningún insecto, incluidos los mosquitos.

Mahatma Gandhi es un excelente ejemplo de un líder espiritual y político que aplicó el principio de ahimsa en la lucha a gran escala por la independencia de la India. Gandhi aconsejó la no violencia incluso al pueblo judío, que fue asesinado por los nazis, así como a los británicos, que fueron atacados por Alemania: la adhesión de Gandhi a ahimsa era tan marginada e incondicional. En una entrevista de posguerra en 1946, Mahatma Gandhi dice: “Hitler exterminó a 5 millones de judíos. Este es el mayor genocidio de nuestro tiempo. Si los mismos judíos se arrojaran bajo el cuchillo del enemigo, o al mar desde las rocas… abriría los ojos de todo el mundo y del pueblo de Alemania.

Los Vedas son una extensa colección de escrituras que forman la base del conocimiento hindú, contienen una interesante historia instructiva sobre ahimsa. La trama habla de Sadhu, un monje errante que viaja a diferentes pueblos cada año. Un día, entrando al pueblo, vio una serpiente grande y formidable. La serpiente aterrorizó a los aldeanos, haciéndoles difícil vivir. El sadhu le habló a la serpiente y le enseñó ahimsa: esta fue una lección que la serpiente escuchó y tomó en serio.

Al año siguiente, el Sadhu regresó a la aldea donde volvió a ver a la serpiente. ¡Cuáles fueron los cambios! Una vez majestuosa, la serpiente se veía flaca y magullada. El sadhu le preguntó qué había causado tal cambio en su apariencia. La serpiente respondió que tomó en serio las enseñanzas de ahimsa, se dio cuenta de los terribles errores que había cometido y dejó de arruinar la vida de los habitantes. Habiendo dejado de ser peligrosa, los niños abusaron de ella: le arrojaron piedras y se burlaron de ella. La serpiente difícilmente podía arrastrarse para cazar, temiendo dejar su refugio. Después de pensarlo un poco, el Sadhu dijo:

Esta historia nos enseña que es importante practicar el principio de ahimsa en relación con nosotros mismos: poder protegernos tanto física como mentalmente. Nuestro cuerpo, sentimientos y mente son regalos valiosos que nos ayudan en nuestro camino y desarrollo espiritual. No hay razón para dañarlos o permitir que otros lo hagan. En este sentido, la interpretación védica de ahimsa es algo diferente de la de Gandhi. 

1 Comentario

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