Cómo aprender a soltar fácilmente a las personas: consejos de un psicólogo

Las personas a menudo se aferran a relaciones que se han ido hace mucho tiempo. Después de todo, los recuerdos cálidos calientan el alma y dan la sensación de que todo aún puede mejorar. De hecho, es mucho más efectivo aprender a dejar ir a quienes una vez fueron cercanos y abrirse a nuevas experiencias. ¿Cómo hacerlo?

Toda relación nos enseña algo, gracias a ellas nos desarrollamos. Algunos nos hacen más fuertes y amables, otros nos hacen más cautelosos, menos confiados y algunos nos enseñan a amar. Sin embargo, no necesariamente todas las personas deben permanecer en nuestras vidas, por muy agradables que sean los recuerdos de ellas.

Las amistades, como las relaciones en general, sufren cambios naturales a lo largo de la vida. En la infancia, tenemos muchos amigos, y todos ellos son los mejores. En la adolescencia y la juventud, por regla general, hay una compañía establecida, y a la edad de treinta años, la mayoría de la gente viene con uno, probado durante años, el mejor amigo y luego con suerte.

En el proceso de convertirse en persona, una persona forma su propia posición de vida, normas morales, principios y reglas.

Y si en una determinada etapa, formando un entorno cercano, no puede darle mucha importancia a esto, con la edad estos principios comienzan a manifestarse cada vez más claramente. Las personas con diferentes valores acaban por separarse de su entorno y seguir su propio camino.

Desafortunadamente, a menudo las personas tienen miedo de resolver las cosas, soportar y elegir un "mundo malo". Las razones de esto son diferentes:

  • miedo a parecer malo a los ojos de los demás,

  • miedo a cambiar la forma habitual de vida,

  • miedo a perder un beneficio secundario

  • falta de voluntad para quemar puentes: es una pena, ¡construyeron tantos!

Resulta que una persona se convierte en rehén por temor a que no pueda o no pueda arreglárselas sin otra. En lugar de seguir adelante, se queda atrapado en una relación obsoleta.

La forma más segura no es mantener a una persona cerca por la fuerza, sino mirar de manera realista y sobria el estado de cosas existente. Debe escucharse a sí mismo y responder a las preguntas: ¿qué tan cómodo se siente en esta relación? ¿Esta persona es buena contigo? ¿Realmente no puedes vivir sin esta persona, o es un hábito/miedo/adicción? 

Cuanto más honesta sea tu respuesta, antes comprenderás la verdad.

Ninguna persona es de tu propiedad, cada uno tiene sus propios deseos, metas y planes.

Y si difieren de los suyos, no necesita atar a su ser querido a usted mismo en todos los sentidos, no manipular, no tratar de rehacer, sino dejarlo ir, darle la oportunidad de seguir su propio camino.

Será más fácil tanto para ti como para el otro, porque eliges la libertad. Puede llenar la parte liberada de su vida cotidiana con lo que quiera: con familiares y amigos que realmente pueden extrañar esto, trabajo y autorrealización, e incluso solo relajación y pasatiempos. 

De una forma u otra, es mejor dispersarse sin reclamos e insultos mutuos, pero con gratitud y respeto, porque una vez tuvieron una relación cálida.

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