Regla de higiene: ¿cómo enseñarle a su hijo lo básico?

Regla de higiene: ¿cómo enseñarle a su hijo lo básico?

La buena higiene es una barrera contra virus y bacterias y contribuye a una mejor salud en los niños. A partir de los 2-3 años, tiene la capacidad de realizar gestos de higiene sencillos de forma independiente. ¿Qué son los buenos hábitos de higiene y cómo se pueden inculcar en el niño? Algunas respuestas.

Normas de higiene y adquisición de autonomía

Las reglas de higiene son parte del aprendizaje que el niño debe adquirir durante su niñez. Estas adquisiciones son importantes no solo para la salud y el bienestar del niño sino también para su autonomía y su relación con los demás. De hecho, es importante que el niño comprenda que, al cuidarse a sí mismo, también protege a los demás.

Para empezar, es fundamental explicarle al niño qué es un microbio, cómo nos enfermamos, por qué vía (s) se transmiten los virus y las bacterias. Al comprender la utilidad de cada gesto, el niño se volverá más atento y responsable. Los pediatras también recomiendan enseñar los conceptos básicos de las prácticas de higiene (sonarse la nariz, lavarse bien las manos, limpiarse las partes íntimas) antes de ingresar al jardín de infantes para que el niño sea más independiente fuera del aula. Casa.

Normas de higiene: acciones imprescindibles

Para que sean efectivas, las acciones de higiene deben realizarse correctamente. De lo contrario, no solo pierden su eficacia sino que también pueden favorecer la proliferación de microbios o bacterias, como es el caso de la higiene íntima. ¿Cuáles son las recomendaciones para realizar cada gesto en particular?

Gel de baño

El baño es un hábito temprano. Alrededor de los 18 meses - 2 años, el niño siente curiosidad por su cuerpo y muestra los primeros signos de autonomía. Ahora es el momento adecuado para involucrarlo más. Para que integre bien las acciones, tendrá que enseñarle cómo usar el jabón, cuánto usar y proporcionarle una toallita. Tendrá que aprender a enjabonarse de arriba abajo, insistiendo en los pliegues de la piel. El enjuague minucioso eliminará la suciedad y los residuos de jabón y / o champú. Para evitar el riesgo de quemaduras o caídas por agua caliente, especialmente en la bañera, es necesaria la supervisión de un adulto.

Lavado y cepillado del cabello

El lavado del cabello se realiza en promedio de 2 a 3 veces por semana. Se recomienda el uso de un champú suave adecuado para el cuero cabelludo del niño. Si el niño aprehende la sensación de agua en su rostro y en sus ojos, podemos sugerirle que se proteja los ojos con una toallita o con las manos, para calmarlo y darle confianza.

Cepillar el cabello elimina el polvo, desenreda el cabello y busca piojos. Debe realizarse a diario con un cepillo o peine adecuado al tipo de cabello del niño.

Higiene íntima

La higiene íntima regular le da al niño una sensación de comodidad y ayuda a prevenir infecciones. A partir de los 3 años, se puede enseñar a los niños a secarse bien después de cada uso del baño. Las niñas pequeñas deberán aprender a limpiarse de adelante hacia atrás para evitar el riesgo de infección urinaria.

Lavado de pies

También se debe prestar especial atención al lavado de los pies. Los niños se mueven mucho y los pies sudorosos pueden promover el crecimiento de hongos. Para evitar infecciones, el niño debe enjabonarse y enjuagarse bien los pies, especialmente entre los dedos.

Lavando los dientes

En un niño se recomiendan dos cepillados diarios de dos minutos: el primero por la mañana, después del desayuno, y el segundo después de la última cena, antes de acostarse. Hasta la edad de 3-4 años, un adulto debe realizar el cepillado de los dientes. Para garantizar un lavado de calidad en toda la superficie de los dientes, el niño debe seguir el camino, comenzando, por ejemplo, en la parte inferior derecha, luego en la parte inferior izquierda, luego en la parte superior izquierda para terminar en la parte superior derecha. El cepillado también se puede enseñar de forma divertida y se puede acompañar, en particular, de canciones infantiles. Para ayudar al niño a respetar la duración recomendada de los 2 minutos de cepillado, puede utilizar un temporizador o un reloj de arena.

Higiene nasal

Una buena higiene nasal ayuda a prevenir los resfriados y promueve la comodidad del niño. A partir de los 3 años, los niños pueden aprender a sonarse la nariz por sí mismos. Para empezar, el niño puede intentar vaciar una fosa nasal a la vez mientras bloquea la otra, o bien, soplar primero por la boca y luego por la nariz para comprender completamente el proceso. Un paquete de pañuelos a disposición del niño le ayudará a adquirir el hábito de limpiarse la nariz y sonarse la nariz con regularidad. También asegúrese de que piense en tirar el pañuelo usado a la basura y lavarse las manos cada vez que se suene la nariz.

Higiene de manos

Se recomienda lavarse bien las manos después de cada salida e ir al baño, después de sonarse la nariz o estornudar, o incluso después de acariciar a un animal. Para realizar un buen lavado de manos, el niño primero deberá mojarse las manos, enjabonarse durante unos 20 segundos y luego enjuagarlas con agua limpia. Las diferentes etapas deben ser bien explicadas al niño: las palmas, el dorso de las manos, los dedos, las uñas y los mangos. Una vez que tenga las manos limpias, recuérdele que se seque bien con una toalla.

Vestirse

Saber manejar tu ropa limpia y sucia también forma parte de la adquisición de la limpieza. Si bien algunas prendas (suéteres, pantalones) se pueden usar durante varios días, la ropa interior y los calcetines deben cambiarse a diario. A partir de los 2-3 años, los niños pueden empezar a poner sus cosas sucias en un lugar habilitado para tal fin (el cesto de la ropa, la lavadora). El niño también puede preparar sus propias cosas al día siguiente, la noche antes de acostarse.

Importancia de la rutina

Una rutina regular y predecible permitirá que el niño integre las buenas prácticas de higiene más rápidamente. De hecho, asociar ciertos gestos con situaciones específicas ayuda al niño a memorizar mejor y a ser más autónomo. Así, por ejemplo, si la cena va seguida de un lavado de dientes, el niño lo convertirá en un hábito. Asimismo, si se requiere que el niño se lave las manos después de cada uso del baño, se volverá automático.

Ejemplo adulto

Un niño crece y se construye por imitación. Como resultado, el adulto, a fortiori el padre, debe servir de ejemplo en términos de reglas de higiene para que el niño quiera hacer como él. A fuerza de repetición, el niño aprenderá a realizar los procedimientos de higiene de forma independiente.

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