Psicología

En lugar de sentirse felices y amadas, muchas mujeres experimentan desesperación, ansiedad y culpa después de tener un bebé. «¿Y si estoy haciendo algo mal?» se preocupan. ¿De dónde viene el miedo a ser una mala madre? ¿Cómo evitar esta condición?

¿Soy una buena madre? Toda mujer se hace esta pregunta al menos a veces durante el primer año después del nacimiento de un bebé. La sociedad moderna impone la imagen de una madre ideal, que tiene éxito en todo fácilmente: se dedica al bebé, nunca pierde los estribos, no se cansa y no se enoja por tonterías.

En realidad, muchas mujeres experimentan aislamiento social, depresión posparto y privación crónica del sueño. Todo esto priva al cuerpo, que no tuvo tiempo de recuperarse después del parto, de sus últimas fuerzas. Las madres jóvenes se sienten agotadas, nerviosas, inútiles.

Y entonces surgen las dudas: “¿Seré capaz de ser una buena madre? ¿Cómo puedo criar a un niño si no puedo manejarme a mí mismo? ¡No tengo tiempo para nada!» La aparición de tales pensamientos es bastante lógica. Pero para disipar las dudas, veamos los motivos de su aparición.

Presión de la sociedad

El sociólogo Gerard Neirand, coautor de Padre, madre y funciones indefinidas, ve el motivo de la angustia de las madres jóvenes en el hecho de que hoy la crianza del niño está demasiado «psicologizada». Se nos dice que los errores en la crianza o la falta de amor en la infancia pueden arruinar seriamente la vida de un niño. Todos los fracasos de la vida adulta a menudo se atribuyen a problemas de la infancia y errores de los padres.

Como resultado, las madres jóvenes sienten una responsabilidad excesiva por el futuro del bebé y temen cometer un error fatal. De repente, ¿es por ella que el hijo se convertirá en un egoísta, un criminal, no podrá formar una familia y realizarse a sí mismo? Todo esto da lugar a la ansiedad y al aumento de las exigencias sobre uno mismo.

ideales descabellados

Marion Conyard, una psicóloga que se especializa en la crianza de los hijos, señala que la razón por la que muchas mujeres se preocupan es el deseo de llegar a tiempo y tener el control.

Quieren combinar la maternidad, la carrera, la vida personal y los pasatiempos. Y al mismo tiempo están tratando de dar lo mejor en todos los frentes, para ser ideales a seguir. “Sus deseos son numerosos ya veces contradictorios, lo que crea un conflicto psicológico”, dice Marion Conyard.

Además, muchos están en cautiverio de los estereotipos. Por ejemplo, que dedicar tiempo a uno mismo cuando se tiene un hijo pequeño es egoísta, o que una madre de muchos hijos no puede ocupar un puesto de liderazgo importante. El deseo de luchar contra tales estereotipos también crea problemas.

neurosis materna

“Ser madre es un gran shock. Todo cambia: estilo de vida, estatus, responsabilidades, deseos, aspiraciones y creencias, etc. Esto inevitablemente desestabiliza la percepción de uno mismo”, continúa Marion Conyard.

La psique de una mujer después del nacimiento de un niño pierde todos los puntos de apoyo. Naturalmente, hay dudas y temores. Las madres jóvenes se sienten frágiles y vulnerables.

“Cuando una mujer se pregunta a sí misma oa sus seres queridos si la consideran una mala madre, inconscientemente busca consuelo y apoyo. Ella, como un niño, necesita que los demás la elogien, refute sus miedos y la ayuden a ganar confianza en sí misma”, explica la experta.

¿Qué hacer?

Si te enfrentas a tales temores y dudas, no te los guardes. Cuanto más te enrollas, más difícil es hacer frente a tus responsabilidades.

1. Cree que no todo da tanto miedo

La aparición de tales miedos en sí mismo indica que eres una madre responsable. Lo que significa que estás haciendo un buen trabajo. Recuerda que, muy probablemente, tu madre podría dedicarte menos tiempo, tenía menos información sobre la crianza de los hijos, pero creciste y pudiste organizar tu vida.

“En primer lugar, debes creer en ti mismo, en tu fuerza, confiar en tu intuición. No pongas «libros inteligentes» a la cabeza de todo. Criar a un niño de acuerdo con sus capacidades, ideales e ideas sobre lo que es bueno y lo que es malo”, dice el sociólogo Gerard Neirand. Los errores en la educación se pueden corregir. El niño incluso se beneficiará de ello.

2. Pedir ayuda

No hay nada de malo en recurrir a la ayuda de una niñera, parientes, esposo, dejar a un niño con ellos y dedicarse tiempo a uno mismo. Esto le permite cambiar y luego hacer frente aún mejor a sus deberes. No intentes hacer todo por tu cuenta. Dormir, ir a un salón de belleza, charlar con una amiga, ir al teatro: todas estas pequeñas alegrías hacen que cada día de la maternidad sea más tranquilo y armonioso.

3. Olvídate de la culpa

“Un niño no necesita una madre perfecta”, dice la psicóloga Marion Conyard. “Lo más importante es su seguridad, que puede ser proporcionada por un padre confiable, tranquilo y confiado”. Por lo tanto, no hay necesidad de cultivar un sentimiento de culpa. En su lugar, elógiese por lo bien que lo está haciendo. Cuanto más intentes prohibirte ser "malo", más difícil será controlar tus propias emociones.

Deje un comentario