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Identidad (lat. identicus - idéntico, el mismo) - la conciencia de una persona de su pertenencia a una posición social y personal particular dentro del marco de roles sociales y estados del ego. La identidad, desde el punto de vista del enfoque psicosocial (Erik Erickson), es una especie de epicentro del ciclo vital de cada persona. Toma forma como construcción psicológica en la adolescencia, y la funcionalidad del individuo en la vida adulta independiente depende de sus características cualitativas. La identidad determina la capacidad del individuo para asimilar la experiencia personal y social y mantener su propia integridad y subjetividad en el mundo externo sujeto a cambios.

Esta estructura se forma en el proceso de integración y reintegración a nivel intrapsíquico de los resultados de la resolución de crisis psicosociales básicas, cada una de las cuales corresponde a una determinada etapa de edad del desarrollo de la personalidad. En el caso de una resolución positiva de esta o aquella crisis, el individuo adquiere un poder del ego específico, que no solo determina la funcionalidad de la personalidad, sino que también contribuye a su desarrollo posterior. De lo contrario, surge una forma específica de alienación, una especie de «contribución» a la confusión de la identidad.

Erik Erickson, al definir la identidad, la describe en varios aspectos, a saber:

  • La individualidad es un sentido consciente de la propia unicidad y de la propia existencia separada.
  • Identidad e integridad: un sentido de identidad interna, continuidad entre lo que una persona fue en el pasado y lo que promete ser en el futuro; el sentimiento de que la vida tiene coherencia y sentido.
  • Unidad y síntesis: una sensación de armonía y unidad internas, una síntesis de imágenes de uno mismo y las identificaciones de los niños en un todo significativo, que da lugar a una sensación de armonía.
  • La solidaridad social es un sentimiento de solidaridad interna con los ideales de la sociedad y un subgrupo en ella, el sentimiento de que la propia identidad tiene sentido para las personas respetadas por esta persona (grupo de referencia) y que corresponde a sus expectativas.

Erickson distingue dos conceptos interdependientes: identidad de grupo e identidad del ego. La identidad grupal se forma debido al hecho de que desde el primer día de vida, la crianza de un niño se centra en incluirlo en un grupo social determinado, en desarrollar una visión del mundo inherente a este grupo. La identidad del yo se forma en paralelo con la identidad del grupo y crea en el sujeto un sentido de estabilidad y continuidad de su Yo, a pesar de los cambios que le ocurren a una persona en el proceso de su crecimiento y desarrollo.

La formación de la identidad del ego o, en otras palabras, la integridad de la personalidad continúa a lo largo de la vida de una persona y pasa por una serie de etapas:

  1. La primera etapa del desarrollo individual (desde el nacimiento hasta el año). Crisis Básica: Confianza vs. Desconfianza. El poder del ego potencial de esta etapa es la esperanza, y la alienación potencial es la confusión temporal.
  2. La segunda etapa del desarrollo individual (1 año a 3 años). Crisis Básica: Autonomía vs. Vergüenza y Duda. El poder del ego potencial es la voluntad, y la alienación potencial es la autoconciencia patológica.
  3. La tercera etapa del desarrollo individual (de 3 a 6 años). Crisis básica: iniciativa versus culpa. El poder del ego potencial es la capacidad de ver la meta y luchar por ella, y la alienación potencial es una fijación rígida de roles.
  4. La cuarta etapa del desarrollo individual (de 6 a 12 años). Crisis Básica: Competencia vs Fracaso. La fuerza potencial del ego es la confianza, y la alienación potencial es el estancamiento de la acción.
  5. La quinta etapa del desarrollo individual (de 12 años a 21 años). Crisis Básica: Identidad versus Confusión de Identidad. El poder del ego potencial es totalidad, y la alienación potencial es totalidad.
  6. La sexta etapa del desarrollo individual (de 21 a 25 años). Crisis básica: intimidad versus aislamiento. El poder del ego potencial es el amor, y la alienación potencial es el rechazo narcisista.
  7. La séptima etapa del desarrollo individual (de 25 a 60 años). Crisis básica: generatividad versus estancamiento. El poder potencial del ego es el cuidado y la alienación potencial es el autoritarismo.
  8. La octava etapa del desarrollo individual (después de los 60 años). Crisis Básica: Integridad versus Desesperación. El poder potencial del ego es la sabiduría, y la alienación potencial es la desesperación.

Cada etapa del ciclo de vida se caracteriza por una tarea específica propuesta por la sociedad. La sociedad también determina el contenido del desarrollo en las diferentes etapas del ciclo de vida. Según Erickson, la solución del problema depende tanto del nivel de desarrollo ya alcanzado por el individuo como del ambiente espiritual general de la sociedad en la que vive.

La transición de una forma de identidad del ego a otra provoca crisis de identidad. Las crisis, según Erickson, no son una enfermedad de la personalidad, ni una manifestación de un trastorno neurótico, sino puntos de inflexión, «momentos de elección entre el progreso y la regresión, la integración y el retraso».

Como muchos investigadores del desarrollo de la edad, Erickson prestó especial atención a la adolescencia, caracterizada por la crisis más profunda. La infancia está llegando a su fin. La culminación de esta gran etapa del camino de la vida se caracteriza por la formación de la primera forma integral de identidad del ego. Tres líneas de desarrollo conducen a esta crisis: el rápido crecimiento físico y la pubertad (la «revolución fisiológica»); preocupación por “cómo me veo a los ojos de los demás”, “lo que soy”; la necesidad de encontrar una vocación profesional que responda a las competencias adquiridas, a las capacidades individuales ya las exigencias de la sociedad.

La principal crisis de identidad recae en la adolescencia. El resultado de esta etapa del desarrollo es o bien la adquisición de una «identidad adulta» o un retraso en el desarrollo, la llamada identidad difusa.

El intervalo entre la juventud y la edad adulta, cuando un joven busca encontrar su lugar en la sociedad a través del ensayo y error, Erickson lo llamó moratoria mental. La gravedad de esta crisis depende tanto de la resolución de crisis anteriores (confianza, independencia, actividad, etc.), como de toda la atmósfera espiritual de la sociedad. Una crisis no superada conduce a un estado de identidad difuso agudo, que forma la base de una patología especial de la adolescencia. Síndrome de Patología de Identidad de Erickson:

  • regresión al nivel infantil y el deseo de retrasar la adquisición del estado adulto tanto como sea posible;
  • un vago pero persistente estado de ansiedad;
  • sentimientos de aislamiento y vacío;
  • estar constantemente en un estado de algo que puede cambiar la vida;
  • miedo a la comunicación personal e incapacidad para influir emocionalmente en personas del sexo opuesto;
  • hostilidad y desprecio por todos los roles sociales reconocidos, incluso masculinos y femeninos;
  • desprecio por todo lo doméstico y preferencia irracional por todo lo extranjero (sobre el principio de «es bueno donde no estamos»). En casos extremos, hay una búsqueda de una identidad negativa, el deseo de «convertirse en nada» como única forma de autoafirmación.

La adquisición de la identidad se está convirtiendo hoy en día en la tarea vital más importante de toda persona y, por supuesto, en el núcleo de la actividad profesional de un psicólogo. Ante la pregunta «¿Quién soy yo?» provocó automáticamente la enumeración de los roles sociales tradicionales. Hoy, más que nunca, la búsqueda de una respuesta requiere especial valentía y sentido común.

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