¿Alondra o búho? Las ventajas de ambos.

Ya sea que prefiera comenzar el día al amanecer o más cerca de la hora del almuerzo, como siempre, ambas opciones tienen aspectos positivos. Considerémoslos con más detalle. Como dice el dicho, “el que madruga se lleva el gusano”. Según la investigación de los estudiantes, las personas que se levantan temprano tienen más probabilidades de obtener promociones. El biólogo de Harvard, Christopher Randler, descubrió que la “gente mañanera” era más propensa a estar de acuerdo con afirmaciones que expresan proactividad: “En mi tiempo libre, establezco mis metas a largo plazo” y “Soy responsable de todo lo que sucede en mi vida”. No se preocupen los noctámbulos, su creatividad les permite mantenerse al día con los madrugadores en sus carreras de oficina. Según una investigación de la Universidad Católica del Sagrado Corazón de Milán, se encontró que las personas de tipo nocturno obtienen puntajes más altos en las pruebas de originalidad, movilidad y flexibilidad. La Universidad de Toronto realizó un estudio entre más de 700 personas, según cuyos resultados aquellos que se despiertan por sí solos alrededor de las 7 a. m. son entre un 19 y un 25 % más felices, joviales, alegres y alertas. Según el estudio, las personas que se despiertan antes de las 7:30 a. m. son propensas a niveles elevados de cortisol, la hormona del estrés, en comparación con los noctámbulos. Científicos de la Universidad de Alberta afirman que el cerebro de las alondras a las 9 de la mañana funciona mejor y más activo. Según una investigación de la Universidad de Lieja en Bélgica, se encontró que 10,5 horas después de despertar, la actividad cerebral de los búhos aumenta significativamente, mientras que la actividad del centro responsable de la atención disminuye en las alondras.

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