Amor para morirse: años de vida desperdiciados

¿Por qué permitimos relaciones que no solo no nos hacen más felices, sino que destruyen nuestra salud y nuestros planes de vida, nos quitan fuerzas e interés para seguir adelante? ¿Quizás no buscamos tanto el amor como estamos tratando en una situación dolorosa, como en un espejo, de vernos y comprendernos a nosotros mismos, de lidiar con conflictos profundamente ocultos? Nuestros expertos analizan una de estas historias.

El amor sacrificial es un suicidio simbólico.

Chris Amstrong, entrenador

Anna conoce a este hombre desde hace tres años y medio y ha estado enamorada de él durante la misma cantidad de tiempo. Aunque este sentimiento a veces le da momentos de euforia, pasa la mayor parte del tiempo en un estado de apatía y melancolía. Lo que ella llama amor ha paralizado toda su vida. Anna me escribió pidiendo ayuda, confesándome que tenía pocas esperanzas de cambiar la situación.

Confieso que creo en la esperanza si no distorsiona el estado real de las cosas, adentrándonos en el mundo de las fantasías mágicas. No hay absolutamente nada mágico en el hecho de que el amante de Anna se permita conducir un automóvil en estado de ebriedad cuando ella está sentada a su lado. Y que estaba hablando cosas desagradables sobre ella a sus amigos cuando descubrió que estaba preocupado por sus problemas con el alcohol.

Hay muchos ejemplos de este tipo en la historia de Anna. Debido a las experiencias, perdió mucho peso, las enfermedades crónicas empeoraron y desarrolló depresión. La persona a la que ella le da tanta vitalidad vive en otra ciudad. Y durante todo este tiempo, solo una vez voló hacia ella para encontrarse. Anna vuela hacia él ella misma y por su propia cuenta. En el trabajo, no solo no consiguió un ascenso, sino que está cerca de ser despedida debido a que casi pierde el interés por todo.

Sin quitarnos la vida físicamente, cometemos un suicidio simbólico.

Anna tiene dos hijos en edad escolar, y es obvio que una pareja que tiene problemas con el alcohol no es el mejor ejemplo para ellos. Ella entiende que esta dolorosa relación está destruyendo su vida y afectando la vida de sus hijos, pero interrumpirlos está más allá de sus poderes. Todos conocemos la famosa canción de los Beatles: «Todo lo que necesitas es amor». Lo reformularía: todo lo que necesitamos es amor sano. De lo contrario, nos hundiremos en un atolladero de tormento sin sentido que nos quitará años de la vida.

Creo que la clave de la situación de Anna está en una frase de su carta. Confiesa que siempre soñó con encontrar un amor por el que uno pudiera morir. Suena romántico, y todos queremos superar la vida cotidiana, pero el amor por el que vale la pena morir por lo general conduce al hecho de que, sin quitarnos la vida físicamente, cometemos un suicidio simbólico. Perdemos energía, deseos y planes, devaluamos nuestros mejores años.

¿Vale la pena el amor el sacrificio? Quizás solo una respuesta honesta a esta pregunta pueda cambiar la situación.

“Solo la autocomprensión puede protegernos”

Lev Khegai, analista junguiano

¿Por qué nos involucramos en relaciones destructivas demasiado románticas? Puede haber muchas razones.

Estos pueden ser rasgos depresivos congénitos que nos empujan al autocastigo, y una alianza con una pareja que nos devalúa ayuda en esto. Quizás sean intentos de reconstruir la infancia, cuando las relaciones con un padre o una madre estaban cargadas de violencia, de indiferencia, de inseguridad.

En tales casos, inconscientemente tratamos de repetirlos, con la secreta esperanza de arreglarlo todo. La heroína está buscando una relación por la cual, según ella, no es una pena morir. Esta búsqueda puede ocultar el sueño de la muerte simbólica de la personalidad anterior y el renacimiento en una nueva capacidad.

Una buena comprensión de nosotros mismos y de nuestras tendencias inconscientes puede protegernos de la autodestrucción.

El gran amor, el éxtasis de la intimidad, la autorrevelación sensual pueden ser colocados inconscientemente por una persona en la base de una nueva identidad, para cuya realización también se necesitan nuevas relaciones.

Queremos ser diferentes, y la cuña es literalmente noqueada por una cuña. No nos desprenderemos del viejo «yo» si no caemos en la tormenta de una crisis de identidad. Por eso, un nuevo amor, llamado a hacer una revolución en nuestras vidas, puede ser tan loco como destructivo.

Solo una buena comprensión de nosotros mismos y de nuestras tendencias inconscientes puede protegernos de la autodestrucción.

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