La neurosis como oportunidad para reescribir el pasado

Nuestro comportamiento como adultos está fuertemente influenciado por el trauma infantil y las experiencias de relación en la infancia. ¿No se puede cambiar nada? Resulta que todo es mucho más optimista.

Hay una hermosa fórmula, cuyo autor se desconoce: «El carácter es lo que solía ser en una relación». Uno de los descubrimientos de Sigmund Freud es que los traumas tempranos crean zonas de tensión en nuestra psique, que luego definen el paisaje de la vida consciente.

Esto significa que en la edad adulta nos encontramos utilizando un mecanismo que no fue configurado por nosotros, sino por otros. Pero no puedes reescribir tu historia, no puedes elegir otras relaciones por ti mismo.

¿Significa esto que todo está predeterminado y que solo podemos aguantar sin tratar de arreglar nada? El mismo Freud respondió a esta pregunta introduciendo el concepto de compulsión a la repetición en el psicoanálisis.

Brevemente, su esencia es la siguiente: por un lado, nuestro comportamiento actual a menudo parece una repetición de algunos movimientos anteriores (esta es una descripción de una neurosis). Por otro lado, esta repetición surge precisamente para que podamos corregir algo en el presente: es decir, el mecanismo de cambio está incorporado en la estructura misma de la neurosis. Ambos dependemos del pasado y tenemos un recurso en el presente para corregirlo.

Tendemos a meternos en situaciones repetitivas, recreando relaciones que no terminaron en el pasado.

El tema de la repetición aparece a menudo en las historias de los clientes: a veces como una experiencia de desesperación e impotencia, a veces como una intención de liberarse de la responsabilidad de la propia vida. Pero la mayoría de las veces, un intento de comprender si es posible deshacerse de la carga del pasado lleva a la pregunta de qué hace el cliente para arrastrar esta carga aún más, a veces incluso aumentando su gravedad.

“Me conozco fácilmente”, dice Larisa, de 29 años, durante una consulta, “soy una persona abierta. Pero los lazos fuertes no funcionan: los hombres pronto desaparecen sin explicación.

¿Qué esta pasando? Descubrimos que Larisa no es consciente de las peculiaridades de su comportamiento: cuando una pareja responde a su apertura, la supera la ansiedad, le parece que es vulnerable. Luego comienza a comportarse agresivamente, defendiéndose de un peligro imaginario y, por lo tanto, repele a un nuevo conocido. No es consciente de que está atacando algo que es valioso para ella.

La vulnerabilidad propia le permite detectar la vulnerabilidad de otro, lo que significa que puede moverse un poco más en la proximidad

Tendemos a meternos en situaciones repetitivas, recreando relaciones que no terminaron en el pasado. Detrás del comportamiento de Larisa hay un trauma infantil: la necesidad de un apego seguro y la incapacidad de obtenerlo. ¿Cómo se puede poner fin a esta situación en el presente?

En el curso de nuestro trabajo, Larisa comienza a comprender que un mismo evento puede experimentarse con diferentes sentimientos. Antes le parecía que acercarse a otro significaba necesariamente vulnerabilidad, pero ahora descubre en ello la posibilidad de una mayor libertad en las acciones y sensaciones.

La propia vulnerabilidad te permite descubrir la vulnerabilidad del otro, y esta interdependencia te permite avanzar un poco más en la intimidad: los socios, como las manos en el famoso grabado de Escher, se dibujan con cariño y gratitud por el proceso. Su experiencia se vuelve diferente, ya no repite el pasado.

Para deshacerse de la carga del pasado, es necesario comenzar de nuevo y ver que el significado de lo que está sucediendo no está en los objetos y circunstancias que nos rodean, está en nosotros mismos. La psicoterapia no cambia el calendario pasado, pero permite reescribirlo a nivel de significados.

Deje un comentario