Padre, Adulto, Niño: cómo lograr el equilibrio interior

Tres estados del ego: padre, adulto, niño, viven en cada uno de nosotros, pero si uno de los tres «toma el poder», inevitablemente perdemos la sensación de confianza interna y el placer de la vida. Para encontrar la armonía y el equilibrio de estos tres componentes, debemos comprender cuándo estamos bajo el poder de uno de ellos.

“Según la teoría del análisis transaccional, en cada uno de nosotros hay tres subpersonalidades: Adulto, Padre, Niño. Se trata de una especie de concepto reelaborado y menos abstracto del Ego, Super-Ego e Id de Sigmund Freud, en el que es conveniente confiar para una persona que busca armonizar sus sentimientos y acciones, dice la psicóloga Marina Myaus. “A veces, estas subpersonalidades nos confunden astutamente. Nos parece que necesitamos fortalecer la influencia del Padre o del Adulto, volvernos más racionales y luego llegaremos al éxito, pero para esto, la voz de un Niño despreocupado no es suficiente.

Tratemos de entender cada uno de estos importantes estados internos.

Padre controlador

Por regla general, una imagen colectiva de aquellas figuras adultas que fueron autoritarias para nosotros en la infancia y la adolescencia: padres, conocidos mayores, profesores. Además, la edad de una persona no juega un papel fundamental. “Es importante que fue él quien nos dio la sensación: puedes hacer esto, pero no puedes”, explica la psicóloga. “A medida que envejecen, las imágenes de estas personas se unen, convirtiéndose en parte de nuestro Ser”. Un padre es una censura interna en cada uno de nosotros, nuestra conciencia, que pone prohibiciones morales.

“Mi colega fue despedido injustamente en el trabajo”, dice Arina. — Toda su culpa fue que ella honestamente se opuso a las acciones ilegales del liderazgo. Todos en el equipo se quedaron en silencio entonces, temerosos de perder su trabajo, y yo tampoco la apoyé, aunque ella luchó no solo por los suyos, sino también por nuestros derechos comunes. Me sentí culpable por mi silencio, y después de eso las circunstancias comenzaron a tomar forma no a mi favor. Los clientes de los que ella era responsable rechazaron los servicios de nuestra empresa. Me privaron de un premio y de un proyecto importante. Parece que estoy en riesgo de perder mi trabajo ahora.»

“La historia de Arina es un ejemplo clásico de cómo una persona que va en contra de su conciencia crea inconscientemente situaciones en las que se castiga a sí mismo. En este caso, empieza a funcionar peor, — explica Marina Myaus. “Así es como funciona el Padre Interno”.

A menudo nos preguntamos por qué tantas personas que hacen cosas terribles se salen con la suya. Simplemente no se sienten culpables porque no tienen un padre controlador. Estas personas viven sin pautas y principios, no sufren remordimientos y no se autocondenan al castigo.

Adulto desapasionado

Esta es la parte racional de nuestro «yo», diseñado para analizar la situación y tomar decisiones. Adulto es nuestra conciencia, que hace posible elevarnos por encima de la situación, sin sucumbir a la culpa que impone el Padre, ni a la angustia del Niño.

“Este es nuestro apoyo, que ayuda a mantener la presencia de ánimo en situaciones difíciles de la vida”, dice el experto. “Al mismo tiempo, el Adulto puede unirse con el Padre, y entonces, debido al principio racional hipertrofiado, nos vemos privados de la oportunidad de soñar, de notar los detalles alegres de la vida, de permitirnos placer”.

Niño sincero

Simboliza los deseos que vienen desde la infancia, no tienen ningún significado práctico, pero nos hacen felices. “Me falta la determinación para seguir adelante y la capacidad de llevar todo hasta el final”, admite Elena. — Quería crear una tienda online para vender mi trabajo, me dedicaba a su creación por la noche y los fines de semana. Trabajaba de día y estudiaba de noche. No tenía tiempo suficiente para nada, dejé de reunirme con amigos y de ir a otros lugares que no fueran mi casa, el trabajo y la universidad. Como resultado, estaba tan cansado que decidí posponer el proyecto de Internet, y cuando tuve más tiempo, perdí el interés en él”.

“La niña está segura de que le falta la perseverancia y la determinación del Adulto, pero el problema es que el Niño está reprimido en ella”, dice Marina Myaus. — La parte que le faltaba a la vida como fiesta: encuentro con amigos, comunicación, diversión. A veces nos parece que no podemos lograr algo porque somos demasiado infantiles. De hecho, el hombre moderno, que vive en un mundo de normas estrictas y centrado en el logro, simplemente carece de la alegría del Niño.

Sin el cumplimiento de los deseos de los niños, es difícil avanzar. Es el Niño el que da fuerza y ​​esa carga luminosa, sin la cual es imposible poner en marcha «planes adultos» que exigen disciplina y serenidad.

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