El ejercicio físico es bueno para el cerebro.

Los beneficios del ejercicio son conocidos por todas las personas del mundo desde hace muchos años. En este artículo, le diremos otra razón valiosa para caminar o trotar todos los días en el vecindario. Tres estudios independientes presentados en la Conferencia Internacional de la Asociación de Alzheimer en Colombia sugirieron que el ejercicio regular puede prevenir el riesgo de desarrollar la enfermedad de Alzheimer, deterioro cognitivo leve, también conocido como demencia. Más específicamente, los estudios han examinado los efectos del ejercicio aeróbico en la enfermedad de Alzheimer, deterioro cognitivo vascular (capacidad de pensamiento deteriorada debido a vasos sanguíneos dañados en el cerebro), deterioro cognitivo leve, una etapa entre el envejecimiento normal y la demencia. En Dinamarca, se realizó un estudio en 200 personas de 50 a 90 años con enfermedad de Alzheimer, que se dividieron aleatoriamente en los que hacían ejercicio 3 veces por semana durante 60 minutos y los que no hacían ejercicio. Como resultado, los deportistas tenían menos síntomas de ansiedad, irritabilidad y depresión, síntomas típicos de la enfermedad de Alzheimer. Además de mejorar la condición física, este grupo mostró mejoras significativas en el desarrollo de la atención plena y la velocidad del pensamiento. Otro estudio realizado en 65 adultos usuarios de silla de ruedas de 55 a 89 años con deterioro cognitivo, durante el cual se dividieron aleatoriamente en dos grupos: entrenamiento aeróbico de intensidad moderada a alta y ejercicios de estiramiento durante 45-60 minutos 4 veces por semana durante 6 meses . Los participantes en el grupo aeróbico tenían niveles más bajos de proteínas tau, marcadores característicos de la enfermedad de Alzheimer, en comparación con el grupo de estiramiento. El grupo también mostró una mejora en el flujo sanguíneo de la memoria, además de una mejor concentración y habilidades organizativas. Y por último, el tercer estudio sobre 71 personas de 56 a 96 años con el problema de deterioro cognitivo vascular. La mitad del grupo completó un curso completo de 60 minutos de ejercicio aeróbico tres veces por semana con instrucciones detalladas, mientras que la otra mitad no hizo ejercicio sino un taller de educación nutricional una vez por semana. En el grupo de ejercicio, hubo mejoras significativas en la memoria y la atención. “Según los resultados presentados por la Conferencia Internacional de la Asociación de Alzheimer, la actividad física y el ejercicio regulares previenen el riesgo de desarrollar la enfermedad de Alzheimer y otros trastornos mentales, y mejoran la condición si la enfermedad ya está presente”, dijo María Carrillo, presidenta de la Asociación de Alzheimer.

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