Sadomasoquismo: cuando el dolor da placer

Sadomasoquismo: cuando el dolor da placer

En el contexto de un sexo BDSM, el dolor es la herramienta fundamental para lograr el placer. Bondage, látigos y azotes, los medios de que disponen las parejas son numerosos. ¿Cómo practicar el sadomasoquismo sin riesgo? ¿Necesita el sadomasoquista sentir dolor para disfrutar? Actualización sobre esta controvertida práctica sexual.

Sadomasoquismo: definición

El sadomasoquismo no se refiere necesariamente a una práctica sexual. Originalmente, se relaciona con la personalidad de los individuos. El sadismo consiste en disfrutar haciendo daño, a nivel físico o psicológico: el sádico disfruta, sexual o no, hacer sufrir a un tercero y verlo sentir dolor. Mientras que el sadismo, el masoquismo consiste por su parte en amar el dolor: el masoquista busca verse a sí mismo infligido con dolor físico. El sadomasoquismo es el resultado de la unión de una persona sádica y una persona masoquista, y naturalmente implica una relación de dominante a dominado.

Cuando el sadomasoquismo se expresa en el contexto de la sexualidad, la humillación, la dominación y la sumisión se utilizan como vectores del placer físico: la pareja llega al orgasmo sintiendo dolor. 

Centrarse en las prácticas BDSM

Violencia verbal y abuso físico

Para causar dolor, los amantes recurren a diversas técnicas. El sufrimiento infligido puede ser mental o físico: los insultos y las órdenes son en este contexto tan efectivos como un azote o un látigo.

¿El sadomasoquismo tiene que provocar dolor?

Considerado durante mucho tiempo una práctica sexual poco convencional y perversa, el sadomasoquismo inicialmente se dirige al dolor. Al democratizarse, esta forma de sexualidad libertina se suaviza: solo la relación de dominación permanece como ingrediente esencial. Si el sadomasoquista no necesariamente inflige o siente sufrimiento físico, se somete o se somete a un desigual equilibrio de poder.

Sexo BDSM suave, ¿es posible?

El sadomasoquista afirmado practica en un marco muy específico: los amantes se convierten en amo y esclavo, y utilizan complementos que no dejan lugar a dudas sobre su propósito. Esposas, vencejos, cadenas, fustas, máscaras y objetos para ser insertados en los huecos de los dominados, el contexto se considera duro. Sin embargo, se pueden experimentar otras formas de sadomasoquismo para variar los placeres: el bondage, practicado con suavidad, puede conducir al placer en un contexto de sumisión, por ejemplo. Del mismo modo, tener relaciones sexuales con los ojos vendados es similar a una práctica sadomasoquista en la que solo una pareja dirige el baile, pero no necesariamente tiene una connotación desviada. 

¿El placer del sadomasoquista está subordinado al sentimiento doloroso?

Como ocurre con el fetichista, es común preguntarse por la sexualidad del sadomasoquista. ¿Es esta tendencia una forma de experimentación susceptible de obtener una nueva forma de placer o es el dolor absolutamente necesario para que el sadomasoquista sienta placer? En realidad, todo depende de la perspectiva en la que se encuentren los socios que practican el sadomasoquismo.

De vez en cuando, el SM suave puede ser una forma de darle vida a la sexualidad como pareja. Cuando los amantes practican exclusivamente el sadomasoquismo, en cambio, ya no es un juego erótico sino un modo de expresión de la sexualidad de la pareja. Hasta este punto, algunas personas no logran separar el placer sexual del dolor. 

Sadomasoquismo, cuidado con el peligro

Relacionado con el dolor, el sadomasoquismo debe manejarse con cuidado. Un dolor demasiado intenso puede ser un freno al placer sexual y, más allá de eso, presentar riesgos para la salud de los amantes. En este sentido, es importante que la relación sadomasoquista se enmarque estrictamente. Algunas parejas utilizan una fórmula verbal particular, que una vez hablada por el amante dominado pone fin inmediato a la relación sexual para evitar un dolor insoportable.

Nota: el consentimiento de los dos socios de la pareja es un requisito previo imprescindible. De lo contrario, el sadomasoquismo es reprimido por la ley penal. 

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