Apoyar el estado de ánimo creativo: 5 condiciones indispensables

No importa si dibujas o escribes, compones música o filmas un video, la creatividad libera, cambia radicalmente la vida, la percepción del mundo, las relaciones con los demás. Pero mantener tu bienestar creativo a veces requiere un esfuerzo increíble. El escritor Grant Faulkner, en su libro Start Writing, habla de cómo vencer la inercia.

1. Haz de la creatividad una tarea

Siempre es fácil encontrar algo mejor que escribir. Más de una vez he mirado por la ventana después de largas horas de trabajo y me he preguntado por qué no salgo de campamento con mis amigos, o voy al cine por la mañana, o me siento a leer un libro interesante. ¿Por qué me obligo a escribir cuando puedo hacer cualquier cosa divertida que quiera hacer?

Pero si la mayoría de los escritores exitosos tienen un rasgo definitorio, es que todos escriben con regularidad. No importa: a medianoche, al amanecer o después de la cena de dos martinis. Tienen una rutina. “Una meta sin un plan es solo un sueño”, dijo Antoine de Saint-Exupery. Una rutina es un plan. Plan de autoentrega. Ayuda a destruir cualquier obstáculo que te impida crear, ya sea una barrera psicológica o una seductora invitación a una fiesta.

Pero eso no es todo. Cuando escribes en ciertos momentos del día y en un entorno destinado únicamente a la reflexión, cosechas los beneficios creativos. La regularidad es una invitación a la mente a entrar por las puertas de la imaginación y concentrarse plenamente en la composición.

La rutina le da a la imaginación un lugar seguro y familiar para deambular, bailar

¡Deténgase! ¿No se supone que los artistas son seres libres, indisciplinados, inclinados a seguir los caprichos de la inspiración en lugar de horarios estrictos? ¿La rutina no destruye y sofoca la creatividad? Todo lo contrario. Le da a la imaginación un lugar seguro y familiar para vagar, bailar, dar volteretas y saltar desde los acantilados.

La tarea: haga los cambios necesarios en la rutina diaria para que pueda hacer un trabajo creativo con regularidad.

¿Piensas en la última vez que cambiaste de régimen? ¿Cómo afectó esto a la creatividad: positiva o negativamente? ¿Qué puedes hacer para ayudar a que tus responsabilidades diarias ayuden a tu creatividad?

2. Conviértete en un principiante

Los principiantes a menudo se sienten ineptos y torpes. Queremos que todo funcione con facilidad, con gracia, para que no haya obstáculos en el camino. La paradoja es que a veces es más divertido ser alguien que no sabe nada.

Una noche, cuando mi hijo estaba aprendiendo a caminar, lo vi intentarlo. Solíamos pensar que caer causa desesperación, pero Jules no arrugó la frente y comenzó a llorar, golpeándose el trasero una y otra vez. Se puso de pie, balanceándose de un lado a otro, y se esforzó por mantener el equilibrio, como si juntara las piezas de un rompecabezas. Después de observarlo, escribí las lecciones que aprendí de su práctica.

  1. No le importaba si alguien lo estaba mirando.
  2. Se acercó a cada intento con el espíritu de un explorador.
  3. No le importaba el fracaso.
  4. Disfrutaba cada nuevo paso.
  5. No copió el andar de otro, sino que buscó encontrar su propio camino.

Estaba inmerso en el estado de «shoshin» o «mente de principiante». Este es un concepto del budismo zen, que enfatiza los beneficios de ser abierto, observador y curioso en cada intento. “Hay muchas posibilidades en la mente del principiante, y el experto tiene muy pocas”, dijo el maestro zen Shunryu Suzuki. La idea es que un principiante no esté limitado por el marco estrecho llamado "logros". Su mente está libre de prejuicios, expectativas, juicios y prejuicios.

Un ejercicio: volver al principio.

Piensa en el principio: la primera lección de guitarra, el primer poema, la primera vez que fuiste a otro país, incluso tu primer enamoramiento. Piensa en qué oportunidades viste, cómo observaste lo que estaba sucediendo, qué experimentos realizaste, incluso sin darte cuenta.

3. Acepta limitaciones

Si pudiera elegir, no iría de compras ni llenaría el auto. Viviría de forma relajada, despertándome por la mañana y pasándome todo el día escribiendo. Solo entonces podría realmente desarrollar mi potencial y escribir la novela de mis sueños.

De hecho, mi vida creativa es limitada y caótica. Trabajo duro todo el día, vuelvo a casa, donde tengo quehaceres domésticos y deberes de crianza. Sufro lo que yo mismo llamo «la angustia de la escasez»: falta de tiempo, falta de dinero.

Pero para ser honesto, comencé a darme cuenta de lo afortunado que era con estas restricciones. Ahora veo beneficios ocultos en ellos. Nuestra imaginación no necesariamente prospera en completa libertad, donde más bien se convierte en un desperdicio perezoso y sin rumbo. Prospera bajo presión cuando se establecen límites. Las restricciones ayudan a apagar el perfeccionismo, para que te pongas a trabajar y empieces a escribir porque tienes que hacerlo.

Un ejercicio: Explora el poder creativo de las limitaciones.

Programa un temporizador de 15 o 30 minutos y oblígate a ponerte manos a la obra cada vez que tengas la oportunidad. Esta estrategia es similar a la Técnica Pomodoro, un método de gestión del tiempo en el que el trabajo se divide en intervalos con breves descansos. Las ráfagas de concentración seguidas de descansos regulares pueden aumentar la flexibilidad mental.

4. Déjate aburrir

Muchos fenómenos importantes se han extinguido en los últimos dos siglos, pero quizás una de las pérdidas más subestimadas es la falta de aburrimiento real en nuestras vidas. Piénselo: ¿cuándo fue la última vez que se sintió vacío y permitió que su mente lo disfrutara sin alcanzar su teléfono o control remoto?

Si es como yo, está tan acostumbrado al entretenimiento en línea que está listo para encontrar cualquier excusa para escapar del pensamiento profundo requerido para la creatividad en busca de algo, cualquier cosa, en Internet. Como si la red pudiera escribir la siguiente escena para ti.

Además, los estudios de resonancia magnética han revelado cambios similares en los cerebros de los adictos a Internet y los drogadictos. El cerebro está ocupado como nunca antes, pero con reflexiones superficiales. Absorbidos por nuestros dispositivos, no prestamos atención a los impulsos espirituales.

Pero el aburrimiento es amigo del creador, porque el cerebro resiste esos momentos de inactividad y busca estímulos. Antes de la era de la interconexión global, el aburrimiento era una oportunidad para la observación, un momento mágico de los sueños. Era una época en la que uno podía inventar una nueva historia mientras ordeñaba una vaca o encendía un fuego.

Un ejercicio: respetar el aburrimiento.

La próxima vez que te aburras, piénsalo bien antes de sacar tu teléfono inteligente, encender el televisor o abrir una revista. Ríndete al aburrimiento, veneralo como un momento creativo sagrado y emprende un viaje con tu mente.

5. Haz que el editor interno funcione

Todos tienen un editor interno. Por lo general, este es un camarada dominante y exigente que aparece e informa que está haciendo todo mal. Es vil y arrogante y no da consejos constructivos. Cita la prosa de sus autores favoritos y muestra cómo funcionan, pero solo para humillarte. De hecho, esta es la personificación de todos los miedos y complejos de su escritor.

El problema es cómo encontrar el nivel de perfeccionismo que te motive a ser mejor.

El editor interno entiende que sin su guía y compromiso con la excelencia, la basura que llamas el primer borrador seguirá siendo basura. Comprende tu deseo de atar con gracia todos los hilos de la historia, de encontrar la armonía perfecta de la frase, la expresión exacta, y esto es lo que lo motiva. El problema es cómo encontrar el nivel de perfeccionismo que te anime a ser mejor en lugar de destruirte.

Trate de determinar la naturaleza del editor interno. ¿Te motiva a mejorar por el bien de la superación personal ("¿Cómo puedo mejorar?") o por miedo a lo que pensarán los demás?

El editor interno debe entender que uno de los ingredientes de la creatividad es perseguir ideas locas a través de las colinas y valles de la imaginación. A veces, los ajustes, las correcciones y el pulido, o los cortes, los azotes y las quemaduras, deben posponerse.

El editor interno necesita saber que a menudo vale la pena hacer algo malo solo por hacerlo. Necesita concentrarse en mejorar su historia por el bien de la historia misma, no por las miradas críticas de otras personas.

Un ejercicio: editor interno bueno y malo.

Haz una lista de cinco ejemplos de cómo te ayuda un buen editor interno y cinco ejemplos de cómo un mal editor interno se interpone en el camino. Usa esta lista para llamar a tu buen editor interno para que te ayude cuando lo necesites y para ahuyentar al malo si te está frenando.


Fuente: Start Writing de Grant Faulkner. 52 consejos para desarrollar la creatividad” (Mann, Ivanov y Ferber, 2018).

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