Examen vaginal: ¿debería ser sistemático?

Acostumbradas a la práctica del examen vaginal durante una consulta ordinaria, las mujeres no se sorprenden de que este examen también se realice durante el embarazo. Una gran parte incluso encontraría anormal que no se lleve a cabo. Sin embargo, hasta 1994 no se había realizado ningún estudio sobre la utilidad y eficacia de esta técnica. Durante las “Entrevistas a las parteras” *, que tuvieron lugar en París en 2003, varios ponentes se hicieron eco de la investigación realizada durante los últimos diez años y que ha llevado a cierto número de parteras y ginecólogos obstetras a revisar sus resultados. práctica. 

Lo que critican los especialistas sobre este examen de tres siglos, no es no tanto su nocividad que su inutilidad. La realización de un examen vaginal en cada visita prenatal no siempre permite, para los denominados embarazos fisiológicos (es decir, que no presentan un problema particular), detectar una amenaza de parto prematuro, como se creía anteriormente. ahora. En cuanto a sus repetidos usos durante el trabajo, podrían ser, si no sustituidos por otras técnicas consideradas más efectivas, al menos más espaciadas.

¿Qué alternativa al examen vaginal?

Estudios recientes muestran que ecografía del cuello uterino parece ser más eficaz que el examen vaginal en la detección de amenazas de parto prematuro. Sin embargo, no todo el personal médico conoce este examen que se realiza en el interior de la vagina (hablamos de ecografía endovaginal). Por tanto, no se prevé su generalización en un futuro inmediato.

Por lo tanto, el examen vaginal sistemático ya no parece justificado, especialmente porquea menudo conduce a una serie de otras intervenciones médicas innecesarias. La comadrona, el ginecólogo o el médico de cabecera que detecte, durante esta exploración, una anomalía benigna siempre se ve tentado a intervenir de forma preventiva aunque esto no es necesariamente necesario.

Tomemos, por ejemplo, dos mujeres con una dilatación cervical muy leve antes del final del embarazo, una que se sometió a un examen pélvico con examen vaginal y la otra no. El primero es el riesgo de que le receten un declaraciones estrictas, al menos por un tiempo, mientras el otro continuará con sus actividades, a un ritmo normalmente ralentizado por su condición, pero nada más. Es probable que ambos vean cómo sus embarazos llegan a término de manera segura. Pero al final, el primero tiene más probabilidades de sufrir problemas de circulación debido a su inmovilidad que el segundo de dar a luz prematuramente.

Para evitar una medicación excesiva del seguimiento de las mujeres embarazadas, limitación del examen vaginal a casos relevantes (que podría determinarse a través de entrevistas previas más profundas de lo que son actualmente) sería preferible, según una vanguardia de profesionales. En realidad, las prácticas pueden cambiar lentamente.

* Esta conferencia se desarrolló en el marco de las Entrevistas Bichat, un ciclo de conferencias anuales, muy concurridas por profesionales, que hacen balance de las últimas novedades y adquisiciones de conocimiento en cada especialidad médica.

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