50 excusas para las personas que no quieren cambiar

¿Qué nos impide ser diferentes, incluso si sabemos que el cambio es necesario y puede mejorar la vida? ¿Por qué respondemos a la propuesta de cambiar el mundo, empezando por nosotros mismos, «sí, pero…»? La psicóloga Christine Hammond compiló una lista de las excusas más comunes.

Recientemente di una conferencia sobre cómo la fatiga de decisión afecta la vida cotidiana. Cuantas más decisiones tengas que tomar durante el día, peor será al final. Esto es especialmente importante para los altos directivos, médicos, abogados y representantes de otras profesiones que tienen que tomar decisiones en situaciones atípicas todos los días.

Curiosamente, mis oyentes fueron bien recibidos por la idea, pero no les gustaron las recomendaciones de cambiar su rutina habitual matutina y vespertina, dejar de revisar constantemente el correo electrónico, descansar más, encontrar un equilibrio más saludable entre el trabajo y el tiempo libre. En la sala había una notable resistencia a cualquier innovación. ¿Qué excusas encuentra la gente para no cambiar?

1. Nada se puede cambiar. El personaje no cambia.

2. Deja que otros lo hagan, no lo necesito.

3. En verdad, solo estamos fingiendo cambiar.

4. El cambio provoca emociones fuertes y no me gusta.

5. No tengo tiempo para esto.

6. Requiere un esfuerzo constante y no puedo hacerlo.

7. No sé cómo.

8. Esto requiere perspicacia, no sé cómo provocarlo.

9. No sé qué cambiar.

10. Siempre es un riesgo, y no me gusta correr riesgos.

11. Y si fallo, ¿qué debo hacer entonces?

12. Para transformarme tendré que enfrentar los problemas cara a cara, y no quiero.

13. Prefiero dejar las cosas como están que empezar a recordar problemas del pasado.

14. No necesito cambio para seguir adelante.

15. No puedo, es imposible.

16. Ya intenté cambiar, y nada funcionó.

17. (Alguien) cambió mucho y se convirtió en una persona muy desagradable.

18. Necesita… (alguien más), no yo.

19. Se necesita demasiado esfuerzo para cambiar.

20. No puedo intentarlo sin conocer todos los posibles resultados de mis esfuerzos.

21. Si cambio, entonces: … Ya no puedo culpar a mi pareja/hijos/padres por mis problemas.

22. …Tendré que asumir la responsabilidad de mi comportamiento, pensamientos y sentimientos.

23. … Ya no puedo proyectar mi actitud negativa sobre los demás.

24. … Tendré que trabajar más y mejor para ser más eficiente.

25. … Puedo perder a todos mis amigos.

26. … mis parientes pueden odiarme.

27. …Tal vez tenga que buscar otro trabajo.

28. …Tendré que aprender a comunicarme más efectivamente.

29. … ya no puede culpar a otros por los problemas.

30. …puede molestar a otros.

31. …Tendré que establecer nuevos límites personales.

32. Si cambio, decepcionaré a las personas que dependen de mí.

33. Si cambio, alguien se aprovechará de esto en mi detrimento.

34. Tendré que cambiar mis expectativas habituales sobre mí mismo y los demás.

35. Tengo que admitir que me equivoqué antes, y no lo soporto.

36. Si hago esto, tendré que cambiar la rutina diaria habitual.

37. Ya soy mejor que la mayoría de la gente, no necesito cambiar nada.

38. Solo los débiles necesitan cambiar.

39. Si muestro más mis emociones, los demás me evitarán o me tratarán mal.

40. Si me vuelvo honesto, ofenderé a mucha gente que conozco.

41. Si empiezo a decir abiertamente lo que pienso, me volveré demasiado vulnerable.

42. Es demasiado difícil.

43. Duele.

44. Si cambio, puedo ser rechazado.

45. A mi pareja no le gusta innovar, si cambio, dejará de quererme.

46. ​​Esto es para la generación millennial.

47. Es incómodo.

48. Alrededor y demasiado está cambiando.

49. Odio el cambio.

50. Si hago esto, dejaré de ser yo mismo.

Todos caen en esta trampa y encuentran una excusa para no cambiar sus patrones habituales de comportamiento. La resistencia a lo nuevo es normal y natural, porque altera nuestra homeostasis interna y externa. Pero los cambios en nuestras vidas son tan inevitables como el cambio de estaciones. La única pregunta es si dejas que otros manejen o tomen la iniciativa.


La autora es Kristin Hammond, psicóloga asesora.

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