Vive en armonía con tu cuerpo

¿Dónde está la línea entre una actividad física adecuada y una pasión enfermiza por el deporte e incluso el fanatismo? En un esfuerzo por cumplir con el estándar de belleza impuesto, muchos de nosotros nos llevamos a un estado de estrés. Mientras tanto, al cambiar su forma de pensar, puede hacerse amigo de su cuerpo y disfrutar de la actividad física, dice la psicóloga clínica Stephanie Roth-Goldberg.

La cultura moderna nos ha aterrorizado tanto con los beneficios de un cuerpo esbelto que las actividades deportivas han adquirido un significado adicional. No se trata solo y no tanto del deseo de comodidad psicológica y física. Muchos se dejan llevar tanto por la perfección de la figura que se olvidan del placer del proceso. Mientras tanto, para que la actitud ante la actividad física y el propio cuerpo deje de causar sufrimiento, basta con separar el entrenamiento de un deseo obsesivo de adelgazar.

4 maneras de hacer amigos con el cuerpo

1. Dejar de tener diálogos internos que refuercen la malsana relación comida-deporte

Separa mentalmente la comida y el ejercicio. Cuando estamos demasiado preocupados por contar calorías, dejamos de escuchar a nuestro cuerpo y nos obsesionamos más con la figura ideal. El hecho de que tengamos hambre o simplemente queramos algo delicioso no significa que tengamos que «ganarnos» la oportunidad de comer.

Los pensamientos negativos te hacen sentir culpable por cada porción que comes y lo redimes con ejercicios extenuantes. “Tendré que hacer ejercicio con esta pizza, a pesar de estar cansado”, “Hoy no tengo tiempo para entrenar, eso significa que no puedo comer un pastel”, “Ahora haré ejercicio bien y entonces puedo almorzar con la conciencia tranquila”, “Ayer comí tanto que definitivamente debo perder lo superfluo”. Permítete disfrutar de la comida y no pensar en las calorías.

2. Aprende a escuchar tu cuerpo

Nuestro cuerpo tiene una necesidad natural de moverse. Mire a los niños pequeños: disfrutan de la actividad física con todas sus fuerzas. Y a veces hacemos ejercicios a través de la fuerza, superando el dolor, y así arreglamos la instalación de que las cargas deportivas son un deber desagradable.

Permitirte descansos de vez en cuando significa mostrar respeto por tu cuerpo. Además, al ignorar la necesidad de descansar, corremos el riesgo de lesionarnos gravemente.

Por supuesto, algunos deportes requieren que te esfuerces más y más, y en este caso es especialmente importante distinguir entre el trabajo duro contigo mismo y el castigo.

3. Concéntrese en los beneficios de la actividad física, no en la pérdida de peso

Estos son algunos ejemplos de la actitud correcta hacia los deportes:

  • “Siento que viene el estrés. Es hora de recargar energías y relajarme, saldré a caminar.»
  • “Gran sensación cuando trabajas con pesas.”
  • "Ofreceré a los niños un paseo en bicicleta, será genial andar juntos".
  • “Tal ira desarma que quieres destruir todo a tu alrededor. Voy a boxear.»
  • «Buena música en este estudio de baile, es una pena que las clases terminen tan rápido.»

Si las actividades tradicionales no le entusiasman, busque algo que le guste hacer. El yoga y la meditación son difíciles para algunos, pero nadar te permite relajarte y liberar tu mente. Otros están fascinados con la escalada en roca porque es un desafío para la mente y el cuerpo: primero pensamos en cómo escalaremos un acantilado, luego hacemos esfuerzos físicos.

4. Ámate a ti mismo

Las investigaciones muestran que la mayoría de nosotros tenemos un interés constante en actividades que traen satisfacción y alegría. No tienes que ir al gimnasio y ponerte un chándal para disfrutar del movimiento. ¡Bailar tus éxitos favoritos en tu apartamento también es un gran ejercicio!

Recuerda, para disfrutar de la actividad física, debes ser consciente de tus sensaciones corporales. Al compartir la comida y el deporte, obtenemos el doble de placer. Y lo más importante: se necesitan ejercicios para disfrutar de la vida, y no para ajustar la figura al estándar.


Acerca de la autora: Stephanie Roth-Goldberg es psicóloga clínica.

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