El efecto avestruz: por qué nos escondemos de los problemas

La tendencia a olvidar cosas importantes y obligaciones financieras no es más que un mecanismo de defensa que te permite expulsar pensamientos y sentimientos que causan dolor. Las consecuencias de tal hábito pueden ser nefastas, advierte la economista del comportamiento Sarah Newcomb.

A algunas personas no les gusta hacer un presupuesto, otras odian pagar las facturas. Todavía otros no miran el correo para no ver un aviso del banco (aunque saben que lo deben). En resumen, algunos de nosotros somos avestruces. Y también soy un ex avestruz.

Los avestruces son criaturas divertidas, a las que se les atribuye la costumbre de meter la cabeza en la arena en caso de peligro. El método de protección es completamente estúpido, pero la metáfora es excelente. Nos escondemos de los problemas. No vamos al médico para no saber el diagnóstico, sino tendremos que ser tratados. No tenemos prisa por gastar el dinero que tanto nos costó ganar en cuotas escolares o facturas de agua. Preferimos escondernos de la despiadada realidad en un visón oscuro y sofocante. Es más conveniente que pagar facturas.

En economía del comportamiento, el efecto avestruz es la tendencia a evitar las noticias financieras negativas. En psicología, este fenómeno se ve como el resultado de un conflicto interno: el pensamiento racional requiere atención a asuntos importantes, el pensamiento emocional se niega a hacer lo que duele.

Los pequeños problemas no resueltos se convierten en grandes problemas.

El enfoque de avestruz para resolver los problemas financieros es ignorarlos durante el mayor tiempo posible, y cuando el colapso total comienza a amenazar, el pánico y la desesperación lo arrojan. El hábito de hacer la vista gorda ante la dura verdad no solo evita que trates de lidiar con las dificultades, sino que también conduce inevitablemente a complicaciones.

En un pasado no muy lejano, ignoré diligentemente las facturas de servicios públicos hasta que otra advertencia de apagón me obligó a actuar sin demora. El avestruz interior me mantuvo bajo un estrés constante, vomitando cargos por mora, multas por cuentas pendientes, cargos por exceder el límite de crédito. Los pequeños problemas no resueltos se convierten en grandes problemas. Sin embargo, hay otras variedades. Algunos simplemente no piensan en una futura pensión, porque todavía quedan 20 años por delante, o usan sin cuidado una tarjeta de crédito hasta que la deuda se vuelve catastrófica.

Cómo reeducar a un avestruz

Para cambiar, debemos querer cambiar: esta es la ley básica de la psicología. Los hábitos del avestruz no desaparecerán hasta que comprendamos que esto ya no es posible. Los intentos de esconderse de la dura realidad conducen a consecuencias demasiado nefastas, por lo que la mayoría, tarde o temprano, decide volver en sí.

Si eres un avestruz, agotado por la interminable huida de los problemas, prueba algunas estrategias.

Automatiza todo lo que puedas

Los pagos automáticos son un salvavidas para estas personas. Es necesario configurar las plantillas una vez, y el resto lo hará el sistema. Por supuesto, ingresar numerosos nombres de usuario y contraseñas y establecer la fecha de vencimiento de cada factura es una experiencia desagradable. Pero el esfuerzo realizado se ve recompensado por el hecho de que después de eso puede olvidarse de los términos de los pagos y respirar aliviado. El proceso no tomará más de dos horas, incluso si tiene que llamar a los proveedores de servicios.

Confíe en los hechos, no en el juicio

Todos los avestruces tienen una peculiaridad: no nos gusta invertir en algo que seguro dará sus frutos en el futuro. Sobreestimamos los costos y subestimamos los beneficios y, como resultado, la calculadora mental se congela y opta por procrastinar.

Los hechos ayudan a prevenir conclusiones erróneas. Por ejemplo, odio descargar el lavavajillas. Siempre postergo esta tarea aburrida, pero un día me interesé en cuánto tiempo lleva. Resultó ser menos de tres minutos. Ahora, cuando quiero esquivar de nuevo, me recuerdo, «¡Tres minutos!» — y por lo general el enfoque funciona.

Por otro lado, debe aprender a determinar el «costo de evasión». Las bromas son bromas, pero las consecuencias del comportamiento del avestruz son tristes. Los pagos tardíos con tarjeta de crédito dañan su historial crediticio y socavan su situación financiera. Si ocurre un accidente, el seguro vencido puede generar miles de costos de reparación, sin mencionar las sanciones administrativas. Las facturas o los impuestos impagos pueden resultar en multas elevadas e incluso tiempo en la cárcel. El daño que los avestruces se infligen a sí mismos y a sus seres queridos no tiene gracia.

Una vez que esta cuenta entra en el «Triángulo de las Bermudas» de casos pendientes, se acaba todo.

Existen servicios y aplicaciones online que muestran cuánto pagamos de más anualmente por superar el límite de la tarjeta. Con la ayuda de plataformas especiales, puede realizar un seguimiento de su puntaje de crédito y verlo dispararse cuando actuamos como avestruces y dispararse cuando automatizamos los pagos. Estos “asesores” financieros son un testimonio de lo costosa que es nuestra procrastinación.

El tiempo y el esfuerzo también son importantes. Realmente, ¿para qué debemos pagar la cuenta? Si lo haces enseguida, a través de Internet o de un terminal, no tardarás más de cinco minutos. Pero una vez que esa cuenta cae en el «Triángulo de las Bermudas» de casos pendientes, todo se acaba. El remolino, lento pero seguro, nos tira de cabeza.

romper el sistema

La expresión «Triángulo de las Bermudas» es figurativa y no significa que debas salvarte a toda costa. Hacer un ítem de una lista interminable ya está bien, dará el empujón necesario para hacer frente al resto de los casos. Apartar cinco minutos y pagar al menos una parte de la deuda es mejor que quedarse sentado. La inercia juega a nuestro favor, porque lo que se ha comenzado es más fácil de continuar.

Date una compensación

No olvide combinar negocios con placer. ¿Relajarse con una taza de cacao después de liquidar las cuentas no es una forma de hacer menos doloroso el proceso? Comer un trozo de tarta, ver un nuevo capítulo de tu serie favorita también es una buena motivación. Inventa reglas para ti mismo: "¡Me derrumbaré en el sofá con un libro solo después de cerrar una tarea financiera!" es otra opción para centrarse en el placer más que en el esfuerzo.

Los hábitos son difíciles de cambiar, no se puede discutir con eso. Date un respiro y empieza poco a poco. Automatice una cuenta, pague una factura. Sabes que todo viaje comienza con el primer paso. Hazlo. Dale cinco minutos ahora mismo.

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