Psicología

Envidia, ira, malicia: ¿es posible permitirse experimentar las emociones «incorrectas»? ¿Cómo aceptar nuestra imperfección y entender lo que realmente sentimos y lo que queremos? La psicoterapeuta Sharon Martin aconseja practicar la atención plena.

Practicar la atención plena significa estar en el presente, aquí y ahora, no en el pasado ni en el futuro. Muchos no logran vivir plenamente porque pasamos demasiado tiempo preocupándonos por lo que podría pasar o recordando lo que sucedió. El empleo constante te priva del contacto contigo mismo y con los demás.

Puedes concentrarte no solo durante el yoga o la meditación. La atención plena es aplicable en todos los aspectos de la vida: puedes comer conscientemente el almuerzo o la hierba. Para hacer esto, no se apresure y no intente hacer varias cosas al mismo tiempo.

La atención plena nos ayuda a disfrutar de las pequeñas cosas como el cálido sol o las sábanas frescas y frescas en la cama.

Si percibimos el mundo que nos rodea con la ayuda de los cinco sentidos, notamos y comenzamos a apreciar las pequeñas cosas a las que generalmente no prestamos atención. La atención plena te ayuda a disfrutar de los cálidos rayos del sol y las sábanas frescas de tu cama.

Si le resulta difícil practicar, no se desanime. Estamos acostumbrados a distraernos, hacer varias cosas a la vez y sobrecargar la agenda. La atención plena adopta el enfoque opuesto. Nos ayuda a experimentar la vida más plenamente. Cuando estamos enfocados en el presente, somos capaces de percibir no solo lo que vemos a nuestro alrededor, sino también lo que sentimos. Aquí hay algunos pasos para ayudarte a aprender a vivir en el presente.

Conéctate contigo mismo

Mindfulness te ayuda a comprenderte a ti mismo. A menudo buscamos respuestas en el mundo exterior, pero la única manera de entender quiénes somos y qué necesitamos es mirar dentro de nosotros mismos.

Nosotros mismos no sabemos lo que sentimos y lo que necesitamos, porque constantemente embotamos nuestros sentidos con comida, alcohol, drogas, entretenimiento electrónico, pornografía. Estos son placeres que se pueden obtener fácil y rápidamente. Con su ayuda, tratamos de mejorar nuestro bienestar y distraernos de los problemas.

El mindfulness nos ayuda a no escondernos, sino a encontrar una solución. Al centrarnos en lo que está sucediendo, vemos mejor la situación como un todo. Al practicar la atención plena, nos abrimos a nuevas ideas y no nos quedamos estancados en patrones de pensamiento.

aceptate a ti mismo

La atención plena nos ayuda a aceptarnos a nosotros mismos: nos permitimos cualquier pensamiento y emoción sin tratar de reprimirlos o prohibirlos. Para hacer frente a las experiencias difíciles, tratamos de distraernos, negar nuestros sentimientos o minimizar su significado. Al reprimirlos, parece que nos decimos a nosotros mismos que tales pensamientos y sentimientos son inaceptables. Por el contrario, si los aceptamos, entonces nos demostramos que podemos hacerles frente y que no hay nada vergonzoso o prohibido en el interior.

Puede que no nos guste sentir ira y envidia, pero estas emociones son normales. Al reconocerlos, podemos comenzar a trabajar con ellos y cambiar. Si continuamos reprimiendo la envidia y la ira, no podremos deshacernos de ellas. El cambio es posible solo después de la aceptación.

Cuando practicamos la atención plena, nos enfocamos en lo que está justo frente a nosotros. Esto no significa que pensaremos sin cesar en los problemas y sentiremos lástima por nosotros mismos. Reconocemos honestamente todo lo que sentimos y todo lo que hay dentro de nosotros.

No te esfuerces por ser perfecto

En un estado consciente, nos aceptamos a nosotros mismos, a nuestras vidas ya todos los demás tal como son. No estamos tratando de ser perfectos, de ser alguien que no somos, de dejar de pensar en nuestros problemas. Observamos sin juzgar ni dividir todo en bueno y malo.

Permitimos cualquier sentimiento, quitamos máscaras, quitamos sonrisas falsas y dejamos de fingir que todo está bien cuando no lo está. Esto no significa que nos olvidemos de la existencia del pasado o del futuro, hacemos una elección consciente para estar plenamente presentes en el presente.

Debido a esto, sentimos alegría y tristeza con mayor intensidad, pero sabemos que estos sentimientos son reales y no tratamos de alejarlos o hacerlos pasar por otra cosa. En el estado consciente, disminuimos la velocidad, escuchamos el cuerpo, los pensamientos y los sentimientos, notamos cada parte y las aceptamos todas. Nos decimos a nosotros mismos: "En este momento, esto es lo que soy, y soy digno de respeto y aceptación, tal como soy".

Deje un comentario