¿Qué nos impide superar una ruptura?

Quienes han experimentado la ruptura de una relación saben lo difícil y largo que puede ser el proceso de recuperación. Esta etapa es dolorosa y difícil para todos, pero algunas personas literalmente se atascan en ella. ¿Qué factores afectan la velocidad de recuperación y qué impide que muchos de nosotros sigamos adelante?

1. Represión, olvido del porqué de la brecha

Durante el proceso de recuperación después de una ruptura, inevitablemente llega un período en el que comenzamos a recordar solo las cosas buenas de las relaciones pasadas. Experimentamos tristeza y amargura mientras sufrimos por lo que hemos perdido. La capacidad de recordar momentos positivos es ciertamente importante: nos ayuda a darnos cuenta de lo que es valioso para nosotros en contacto con otro. De esta forma, entendemos mejor nuestras necesidades y, en base a esta información, podemos buscar un socio adecuado en el futuro.

Al mismo tiempo, al recordar cosas excepcionalmente buenas, no vemos el cuadro completo, pero si todo fuera maravilloso, la separación no se habría producido. Por lo tanto, cuando las emociones son arrastradas hacia el polo “todo fue perfecto”, es importante intentar, sin dramatizar, tomar una posición en el medio, recordando las dificultades que inevitablemente encontramos, y los sentimientos y experiencias que surgieron en respuesta a a ellos.

2. Evitar el contacto contigo mismo y el autodesarrollo

A menudo, otra persona se convierte en una “pantalla” para nosotros, sobre la que proyectamos aquellas cualidades de las que no somos conscientes y no aceptamos en nosotros mismos. Por supuesto, estos rasgos también pueden ser característicos de la propia pareja, pero el hecho de que atraigan nuestra atención habla de su valor especial para nosotros. Nuestro deseo interior de estar en contacto con estas cualidades se libera cuando conocemos a alguien que las tiene. Gracias a él, tocamos aquellas facetas de nosotros mismos que llevan mucho tiempo en “modo dormido” o han estado bloqueadas.

Cuando la relación termina, la pérdida de este contacto con las partes ocultas de nosotros mismos nos trae un gran dolor. Para volver a encontrarlo, intentamos una y otra vez volver a la relación, pero en vano.

Puedes llegar a una imagen más armoniosa y satisfactoria de ti mismo, en lugar de intentar crearla inconscientemente con la ayuda de un compañero.

¿Cómo descubrir estas importantes facetas ocultas de nosotros mismos? Haz un experimento: recuerda la primera etapa de comunicación con una ex pareja, el momento en que estabas enamorada de él. ¿Qué te pareció entonces? Anota todas sus cualidades, y luego nómbralas en voz alta, agregando a cada una: «… y también tengo esto». Al comenzar a prestarles atención y desarrollarlos: por ejemplo, cuidándose o no restringiendo su propósito, puede llegar a una imagen más armoniosa y plena de sí mismo, en lugar de intentar crearla inconscientemente con la ayuda de un compañero.

¿Cómo puede usted mismo mostrar más clara y vívidamente aquellas cualidades que más le atrajeron en un ex cónyuge o pareja?

3. Crítica interna

A menudo, el proceso de separación se complica por el hábito de la autocrítica, en su mayoría inconscientemente. A veces estos pensamientos surgen y desaparecen tan rápido, casi al instante, que no tenemos tiempo de entender qué pasó, qué envenenó nuestro estado de ánimo. De repente notamos que estamos deprimidos, pero no encontramos una explicación a este estado. Si tiene cambios de humor repentinos, intente recordar lo que pensaba antes de la “recesión”.

Es importante aprender no solo a corregir nuestros propios errores, sino también a ver el potencial inherente en nosotros.

Cuando nos recuperamos de una ruptura, gastamos una gran cantidad de energía en vivir la ira, el dolor, la culpa, el resentimiento, la tristeza y en procesar la experiencia de relaciones anteriores. La autocrítica sólo agrava la condición. Es importante seguir siendo amable y aceptarte a ti mismo. Como una buena madre que no le gritará a un niño si él mismo está molesto. Es importante aprender no solo a corregir nuestros propios errores, sino a ver el potencial inherente en nosotros: somos más que un fracaso, somos capaces de sobrevivir y hacer frente a las consecuencias.

4. Evitación de las emociones e incapacidad para afrontarlas

Después de separarnos de aquellos que nos eran queridos, pasamos por una serie de etapas emocionales, desde el shock hasta la aceptación. Y si experimentamos dificultades para vivir tal o cual emoción, corremos el riesgo de quedarnos estancados en la etapa correspondiente. Por ejemplo, aquellos a los que les cuesta enfadarse, que evitan este sentimiento, pueden «encerrarse» en un estado de resentimiento y depresión. El peligro de estancarse es que el proceso de recuperación se retrasa: las experiencias pasadas y las emociones inacabadas toman el lugar en la vida que podría haber ido a las nuevas relaciones y la alegría de hoy.

Si te reconoces en esta descripción, puede que sea el momento de empezar a trabajar en los factores que te impiden salir de la trampa emocional y dar un paso hacia algo nuevo.

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