Psicología

«Perdóname, pero esa es mi opinión.» La costumbre de disculparse por cualquier motivo puede parecer inofensiva, porque por dentro seguimos siendo los nuestros. Jessica Hagi argumenta que hay situaciones en las que necesitas hablar de tus errores, deseos y emociones sin reservas.

Si dudamos de nuestro derecho a una opinión (sentimiento, deseo), al disculparnos por ello, damos a los demás una razón para no considerarlo. ¿En qué casos no debes hacer esto?

1. No te disculpes por no ser un Dios omnisciente

¿De verdad crees que no deberías haber despedido a esa empleada porque su gato murió el día anterior? ¿Se siente avergonzado de sacar un cigarrillo frente a un colega que está tratando de dejar de fumar? ¿Y cómo podrías sonreírle a un compañero de casa que roba comestibles de la tienda?

Tienes derecho a no saber lo que les está pasando a los demás. Ninguno de nosotros tiene el don de la telepatía y la previsión. No tienes que adivinar lo que está en la mente del otro.

2.

No te disculpes por tener necesidades

Eres humano. Necesitas comer, dormir, descansar. Puede enfermarse y necesitar tratamiento. Quizás unos días. Quizás una semana. Tienes derecho a cuidarte y decirle a los demás que te sientes mal o que algo no te conviene. No has tomado prestado de nadie el trozo de espacio que ocupas y el volumen de aire que inhalas.

Si solo haces lo que sigue los pasos de los demás, corres el riesgo de no dejar los tuyos.

3.

No te disculpes por tener éxito

El camino al éxito no es una lotería. Si sabes que eres excelente en tu trabajo, bueno cocinando o que puedes conseguir un millón de suscriptores en Youtube, entonces te has esforzado para que esto suceda. Te lo mereces. Si alguien a tu lado no ha recibido su parte de atención o respeto, esto no significa que hayas ocupado su lugar. Tal vez su lugar esté vacío porque no pudo tomarlo él mismo.

4.

No te disculpes por estar «pasado de moda»

¿Has visto la última temporada de Juego de Tronos? Aun así: ¿no lo viste en absoluto, ni un solo episodio? Si no estás conectado a un solo conducto de información, esto no significa que no existas. Al contrario, tu existencia puede ser mucho más real de lo que crees: si solo te preocupas por seguir los pasos de los demás, corres el riesgo de no dejar los tuyos.

5.

No te disculpes por no estar a la altura de las expectativas de otra persona

¿Tienes miedo de decepcionar a alguien? Pero tal vez ya lo haya hecho, siendo más exitoso, más hermoso, con diferentes puntos de vista políticos o gustos musicales. Si haces que tu relación con otra persona dependa de cómo te evalúa, le das el derecho de administrar sus opciones de vida. Si dejas que un diseñador personalice tu apartamento a su gusto, ¿te sentirás cómodo en él, aunque sea bonito?

Nuestras imperfecciones son exactamente lo que nos hace únicos.

6.

No te disculpes por ser imperfecto

Si estás obsesionado con la búsqueda del ideal, solo ves imperfecciones y fallas. Nuestras imperfecciones son exactamente lo que nos hace únicos. Nos hacen lo que somos. Además, lo que repele a unos puede atraer a otros. Cuando tratamos de deshacernos del hábito de sonrojarnos en público, podemos sorprendernos al descubrir que los demás no lo ven como debilidad, sino como sinceridad.

7.

No te disculpes por querer más

No todo el mundo se esfuerza por ser mejor de lo que era ayer. Pero eso no significa que debas sentirte culpable por hacer que otros no estén contentos con tus ambiciones. No necesitas excusas para reclamar más. Esto no quiere decir que estés insatisfecho con lo que tienes, que «siempre te falte de todo». Aprecias lo que tienes, pero no quieres quedarte quieto. Y si otros tienen problemas con esto, esta es una señal: tal vez valga la pena cambiar el entorno.

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